Ansiedad por separación en perros: síntomas y qué hacer

La ansiedad por separación es un trastorno emocional que afecta a muchos perros y que causa una serie de comportamientos problemáticos y dañinos para los animales

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Perros con expresión triste. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Perros con expresión triste. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La ansiedad por separación en perros es un trastorno que se manifiesta cuando los animales experimentan estrés o angustia al quedarse solos. Esta afección, que suele estar asociada a la dependencia que el perro desarrolla hacia uno o varios miembros del hogar, puede generar comportamientos no deseados y, en ocasiones, afectar seriamente su bienestar. Así lo explica Ani cura, empresa de reconocidos hospitales y clínicas para animales.

¿Por qué se origina la ansiedad por separación?

La ansiedad por separación en perros surge principalmente por la falta de independencia emocional del animal, que está acostumbrado a vivir constantemente acompañado y, por tanto, sufre al enfrentarse a la soledad. Este problema puede aparecer en situaciones como cambios de residencia, rutinas alteradas o después de un periodo de convivencia intensa, como durante vacaciones. Cuando el perro se queda solo, la dependencia puede desencadenar miedos, inseguridades y, en casos graves, hasta síntomas de tipo fóbico.

Síntomas de la ansiedad por separación

Los síntomas de la ansiedad por separación en perros son diversos y pueden variar de intensidad según cada caso. Entre los signos más habituales se encuentran:

  • Conductas destructivas: muchos perros intentan escapar al quedarse solos, dañando puertas, ventanas o muebles. Este comportamiento no debe interpretarse como un acto de venganza, sino como una manifestación de ansiedad.
  • Ladridos, aullidos y llantos excesivos: sonidos inusuales e intensos, sobre todo si se producen de manera repetitiva, son un indicador clave.
  • Alteraciones en sus hábitos de higiene: algunos perros pueden defecar o orinar dentro de casa poco después de haber salido, a causa de la tensión que experimentan.
  • Síntomas físicos y de salud: en casos extremos, la ansiedad por separación puede desencadenar una pérdida de apetito, problemas gastrointestinales, hiperventilación o incluso comportamientos autolesivos.

El estrés asociado a la separación de su cuidador puede manifestarse desde unos 20-30 minutos antes de la salida, cuando el perro empieza a detectar los “rituales de partida” (como coger las llaves o ponerse el abrigo), hasta muchas horas después. La duración de los síntomas varía, pero suelen aliviarse con el regreso del cuidador. Sin embargo, si no se trata, este problema puede persistir y agravarse con el tiempo.

Estrategias para manejar la ansiedad por separación

Modificar el comportamiento de un perro con ansiedad por separación requiere constancia y, en muchos casos, el apoyo de un especialista. Como asegura Ani cura, Las recomendaciones para enfrentar esta situación incluyen tanto acciones antes de la partida como después del regreso a casa.

Antes de salir:

  • Evitar despedidas prolongadas: no hacer grandes demostraciones de afecto que puedan anticipar la salida.
  • No realizar rituales repetitivos: cambiar la rutina de salida (por ejemplo, no usar siempre el mismo abrigo o las mismas palabras de despedida) ayuda a que el perro no relacione directamente ciertos comportamientos con la separación.

Al regresar:

  • Mantener la calma: evitar saludos intensos. Es preferible actuar con indiferencia al perro durante los primeros minutos y acercarse solo cuando esté tranquilo.
  • Evitar el castigo: si el perro ha causado destrozos, castigarlo puede incrementar su ansiedad. Es más útil reforzar los momentos de calma y trabajar en sus hábitos con paciencia.

Durante la ausencia

Para mitigar los síntomas mientras el cuidador no está en casa, se recomienda entrenar al perro en independencia, recompensándolo únicamente cuando esté calmado. Otro método efectivo es trabajar con estímulos que le generen ansiedad, como el sonido de las llaves, para que deje de asociarlos con la partida.

En algunos casos, pueden emplearse tratamientos como el uso de feromonas calmantes o, en situaciones graves, medicamentos recetados por un veterinario. Estos métodos deben ser recomendados exclusivamente por un profesional para asegurar que el perro reciba la mejor atención sin riesgo para su salud.

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