Trabajar como cuidador en una guardería supone una gran responsabilidad, ya que supone estar al cargo de más de veinte niños, cada uno con sus propias particularidades. Por ello, se debe estar atento en todo momento, ya que cualquier distracción podría suponer que alguno de esos pequeños se pusiese en peligro cogiendo algún objeto punzante, resbalándose desde una cierta altura o comiendo algo dañino.
Esto fue lo que ocurrió en la ciudad de Palaiseau, en Francia, en donde uno de los niños de una guardería sufrió quemaduras de segundo grado como consecuencia de una sopa muy caliente que le habían servido. El 9 de octubre de 2017, Ethan, que en ese momento tenía dos años, sufrió daños “en el mentón y la parte superior del esternón”. Siete años después, el tribunal administrativo de Versalles ha condenado a la ciudad, perteneciente al departamento francés de Essone, a pagar unos 16.000 euros a sus padres, según ha informado el medio regional Actu Essonne.
La sentencia del 16 de septiembre de 2024, que acaba de hacerse pública, recoge que el cuidador que sirvió la sopa “cometió una falta tal que hace responsable a su empresario, el municipio de Palaiseau, que no cuestiona el principio de asumir su responsabilidad”. Por ello, al tratarse de un empleado público, será la propia localidad la que deberá hacerse cargo de la indemnización, ya que es el responsable de estos trabajadores.
Los padres de Ethan han conseguido que los daños a su hijo sean compensados en cierta manera: el niño recibirá 11.376 euros por su “déficit funcional temporal”, por el “sufrimiento sufrido” y el “daño estético” que le produjeron las cicatrices en el esternón, donde presenta una “cicatriz hipertrófica”. Además, sus padres percibirán 2.673 por indemnización y 1.800 de costas judiciales. Pese a ello, la familia, que comenzó el litigio legal en 2022, cinco años después de los hechos, no ha conseguido que el tribunal admita su petición de 36.000 euros.
Rechazo de indemnización a abuelos y hermanos
Los padres de Ethan solicitaron esta cantidad para compensar los gastos de los viajes que el progenitor realizó para llevar a su hijo a las citas médicas, algo que sí ha aceptado el tribunal. Sin embargo, no se ha admitido la indemnización por la “reducción de ingresos” que este afirmó haber sufrido por estas ausencias en el trabajo.
Tampoco se han aceptado las reclamaciones de los tres abuelos del niño, que solicitaron 500 euros cada uno por la preocupación que sufrieron por su nieto. “Sin embargo, estas acusaciones no están corroboradas por ninguna prueba que demuestre los vínculos que Ethan mantiene con sus tres abuelos”.
Lo mismo ocurrió con los dos hermanos de Ethan: los padres habían pedido una indemnización de 750 euros para Quentin y Jérémy por “el daño moral que sufrieron a causa del accidente de su hermano”. En el momento de los hechos, en 2017, Quentin tenía 6 años y Jérémy ni siquiera había nacido, por lo que el tribunal ha dictaminado que “de la investigación no se desprende que [...] sufrieran daño moral cuando ocurrió el accidente [...], ni en los años siguientes”.