Este pasado martes estaba prevista la declaración de la actriz, Elisa Mouliaá, y del exdiputado de Sumar, Íñigo Errejón, en los juzgados de Plaza de Castilla. Estas actuaciones están enmarcadas dentro de la investigación por la denuncia contra el expolítico por presunta agresión sexual a Mouliaá. El motivo de la suspensión de sendas declaraciones radica en la petición de la denunciante por motivos de salud de su abogada.
Según el auto del juez Carretero y al que ha tenido acceso la Agencia EFE, se ha decretado “el sobreseimiento provisional de la causa, una fórmula necesaria para poder suspender los plazos, sin que el motivo sea otro que dar la posibilidad a la denunciante de contar con la letrada que ha elegido”. Según la información a la que ha tenido acceso EFE, el magistrado ofreció a Mouliaá la posibilidad de elegir otro representante jurídico, uno de oficio o eligiendo uno propio, pero la denunciante rechazó dicha posibilidad, lo que obligó a Carretero a aplazar todas las actuaciones previstas.
Adolfo Carretero, el juez de las figuras públicas
Adolfo Carretero Sánchez ha vuelto a aparecer en los titulares de medios de comunicación por ser el magistrado encargado de llevar la investigación sobre la presunta agresión sexual de Errejón a Elisa Mouliaá. La carrera jurídica de Carretero Sánchez viene de familia; su padre, Adolfo Carretero Pérez, fue un magistrado relevante en la jurisdicción contencioso-administrativa. El progenitor estudió Derecho en la Universidad de Valencia e inició su etapa profesional en los años 50, ocupando altos cargos en el Tribunal Supremo y en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Al igual que su padre, Adolfo Carretero Sánchez estudió Derecho y realizó una tesis en Historia del Derecho sobre el delito de amenazas en España. Posteriormente, dio comienzo a su vida profesional en la judicatura en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción en Valdepeñas (Ciudad Real) y, desde 2011, en Madrid.
Además de llevar el caso de presunta agresión sexual de Errejón, Carretero ha sido el juez de otros casos en los que se involucraba a otras figuras públicas, como el presentador de televisión y cómico, Dani Mateo. Hace unos años, este último protagonizó una escena en la que se sonaba la nariz con la bandera de España, siendo investigado por un delito de ultraje a la bandera.
Otra de sus actuaciones más sonadas fue la imputación a la periodista Pilar Velasco, tras publicar información sobre la presunta corrupción del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Lo relevante de este caso fue que Carretero cuestionó el secreto profesional de las fuentes, lo que provocó que un juez de la Audiencia de Madrid le acusase de atentar contra la libertad de prensa.
Fama de ‘tipo duro’
Quienes han declarado frente a él, confirman que Adolfo Carretero Sánchez no es un magistrado al uso, ya que actúa casi como un fiscal. En el caso de la estafa de las mascarillas al Ayuntamiento de Madrid, que involucró a los empresarios Medina y Luceño, varios abogados presentes en la sala le describieron como “impulsivo e impaciente”, mientras emplea “un tono agresivo e incómodo para quienes declaran”.
No obstante, aunque pueda tener fama de tipo duro, sus prácticas dentro de la sala pueden provocar el descubrimiento de todos los detalles de un caso judicial, con el fin de esclarecer los hechos. Según las declaraciones del propio Carretero en varias entrevistas, “el clamor mediático puede influir en los jueces, pero al final, juzgamos en conciencia y en conformidad con la ley”, se defendía de las acusaciones de ser demasiado incisivo.