Las gafas son uno de los accesorios más utilizados por las personas. Por necesidades de la vista o por gustos personales, es muy común observar por la calle a gente que lleva gafas o tener varios amigos que necesitan portar este tipo de lentes para corregir determinados defectos de la vista. Hay quienes prefieren buscar otras alternativas a las tradicionales gafas: las lentillas o lentes de contacto. No obstante, esta opción no resulta ser siempre la más idónea para todo el mundo, ya que no todos los ojos aceptan la colocación de las lentillas y una insuficiente limpieza de las mismas puede provocar perjuicios en nuestros ojos, tales como úlceras superficiales, sequedad en el globo ocular u otras infecciones.
Más de un siglo de tradición
Japón es uno de esos países donde la artesanía de los productos se combina con la calidad de las creaciones. Entre la variedad de creaciones caseras, destaca una que puede ser motivo de visita a la pequeña ciudad, donde se produce más del 90% de las monturas para gafas que se fabrican en el país. En Sabae, una pequeña ciudad que acoge a poco más de 68.000 habitantes y que se encuentra a tres horas y media en tren de Tokio, todo gira alrededor de las gafas. Desde carteles y monumentos hasta museos y festivales dedicados a este habitual utensilio.
La obsesión por las gafas comenzó en 1905, hace casi 120 años, cuando un funcionario del gobierno local invitó a expertos artesanos de gafas a compartir su oficio y arte, con el fin de que los agricultores de esta región pudiesen encontrar nuevas oportunidades laborales. Esta iniciativa, sin duda, dio sus frutos porque, a día de hoy, el municipio cuenta con más de 100 empresas dedicadas a la fabricación de gafas.
Obviamente, aunque, ahora, las técnicas y métodos no son tan rupestres como antaño, el proceso que se lleva a cabo en las empresas de gafas de Sabae combina el funcionamiento de máquinas de última generación con las manos expertas y ojos entrenados de los maestros artesanos.
Más de un año para lograr el producto perfecto
Takeshi Yamae, diseñador de monturas de gafas, se instaló en la ciudad de Sabae hace más de 17 años, en un hábitat apropiado para el desarrollo de su profesión. El diseñador japonés confirmó en una entrevista con la CNN que el proceso de fabricación de las gafas no es, precisamente, rápido. “Primero lo diseño, hago un boceto, y luego lo pongo en mi ordenador. Desde el momento en que empiezo a diseñar hasta que tengo el producto perfecto, pasa más de un año”, dijo Yamae.
Su proceso de creación suele comenzar con la pregunta: “¿Quién quiero que lleve mi producto?”. A partir de ahí, Yamae se inspira en elementos folclóricos o tradicionales de la cultura japonesa —casas, jardines y vajillas—.
En la entrevista, Yamae habló de la implicación que hay en el resto de empresas de la ciudad con la fabricación de las monturas. “Todos en las fábricas de Sabae quieren fabricar productos hermosos y de alta calidad, que puedan usarse en todo el mundo y que se puedan reconocer a simple vista, como las gafas de Sabae”, afirmó Takeshi Yamae.