Irene Montero ajusta cuentas en su libro: su condición para ser vicepresidenta, “el error político más grande” con Yolanda Díaz y otros traspiés

La exministra de Igualdad y número dos de Podemos no deja títere con cabeza en su libro ‘Algo habremos hecho’ (Navona), una obra “para tener disponible la memoria narrada de lo que hemos hecho y de lo que nos han hecho”

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La exministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, en un acto del partido. (Ricardo Rubio/Europa Press)
La exministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, en un acto del partido. (Ricardo Rubio/Europa Press)

La exministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, no deja títere con cabeza en su libro Algo habremos hecho (Navona). A través de 330 páginas, la actual eurodiputada morada se despacha a gusto contra quienes un día fueron sus compañeros de bancada y compartieron espacio en el Consejo de Ministros. “Escribo este libro para explicar, desde mi punto de vista, lo que ha pasado en estos años y que esto nos sirva para seguir transformando nuestro país y para poder llegar aún más lejos. Este no es un libro para contar de forma exhaustiva la historia política de España en estos últimos diez años, ni la historia de Podemos ni tampoco la mía; es un libro para tener disponible la memoria narrada de lo que hemos hecho y de lo que nos han hecho en estos años para mirar al futuro con esperanza y saber que sí se puede y que es nuestra obligación llegar aún más lejos”, afirma.

Uno de los episodios más destacados del libro es el de la reforma de la ley de libertad sexual, conocida como ley del solo sí es sí. Después de la avalancha de rebaja de penas a los condenados por delitos sexuales tras la entrada en vigor de la norma, Montero cuenta cómo el PSOE decidió romper la negociación con el partido morado para encontrar una salida ante la presión mediática por las “decisiones judiciales” de rebajas de penas.

“El 28 de enero de 2023, se rompió la discreción que el PSOE y Podemos habíamos conseguido mantener en tres meses de negociación”, cuenta la número dos de los morados sobre el momento en el que los socialistas “impusieron” su propuesta para reformar la ley después de semanas de discreción. “Fue también muy angustiante y despreciable la forma en la que actuaron quienes todavía eran nuestros compañeros y compañeras de Unidas Podemos. Yolanda Díaz pidió mi dimisión en varias reuniones que convocó específicamente para ello, porque el espacio ya no se reunía desde hacía muchos meses”.

Sobre la vicepresidenta segunda, añade que “a Isa Serra, en una de esas reuniones, le preguntó gritando en varias ocasiones que cuándo iba a dimitir Irene Montero. Pocos días después me hicieron llegar que Yolanda podría ver bien que yo cesase a alguna compañera, y aparecieron varias noticias en prensa insinuando que yo podría cesar a Pam o a Vicky como responsables de la crisis. Ambas vinieron a mi despacho a poner sus responsabilidades a disposición. Aún lloro de rabia cuando lo recuerdo. Yolanda estaba actuando para forzar mi dimisión o la de alguna persona relevante de mi equipo, en lugar de hacer frente juntas a la ofensiva judicial reaccionaria”.

Aunque “la decisión de impulsar la reforma propuesta por Justicia y dejar caer a Igualdad fue de Sánchez”, Montero afea que “quien multiplicó la agresividad de los golpes hacia nosotras fue Yolanda y quien junto con ella decidió que había que ponerse del lado del PSOE y aprovechar para intentar herir de muerte a Podemos”.

El mensaje por “error” de Enrique Santiago: “Es la última vez que hablé con él”

Dentro de ese episodio, la exministra de Igualdad revela que “el momento sin duda más doloroso para mí de esos días respecto a quienes todavía eran mis compañeros de escaño lo viví con Enrique Santiago (líder del PCE)”. Tanto él como el actual eurodiputado de Sumar, Jaume Asens, avalaron jurídicamente la propuesta de reforma del PSOE, que según Podemos suponía una vuelta al esquema penal anterior.

“El 1 de febrero por la noche tengo una tensa conversación telefónica con Enrique con el objetivo de explicarle nuestra posición para que el espacio político entendiese la importancia de defender el consentimiento. Enrique me da en esa conversación una serie de argumentos por los cuales yo detecto que él está negociando en su nombre o en el de Yolanda con el PSOE, al margen de Igualdad. A estas alturas ya sabíamos que en todos los momentos difíciles el PSOE abría vías paralelas de negociación para quebrar nuestras posiciones. Así se lo planteo en la conversación, y me responde que no puedo mostrar tanta desconfianza hacia él, que estoy encastillada y tantos otros argumentos que se repetían en esas semanas sobre la supuesta rigidez de Igualdad frente a la flexibilidad del PSOE, cuando todo lo que había ocurrido era exactamente lo contrario. Terminamos esa conversación de una forma muy tensa, y mientras estaba tomando un poco de aire en la puerta de mi casa, recibí unos mensajes de WhatsApp del propio Enrique Santiago, que había enviado por error a la Montero equivocada, dando cuenta de la conversación conmigo. En efecto, Enrique estaba hablando con el PSOE, concretamente con María Jesús Montero, tal y como yo le había dicho en la conversación. Es la última vez que hablé con Enrique”, remata.

La exministra y eurodiputada de Podemos, Irene Montero, presenta su libro 'Algo habremos hecho'. (Juanjo Martín/EFE)
La exministra y eurodiputada de Podemos, Irene Montero, presenta su libro 'Algo habremos hecho'. (Juanjo Martín/EFE)

Asimismo, dentro de las negociaciones sobre la reforma de la ley del solo sí es sí, la exministra de Igualdad relata cómo la vicepresidenta primera y número dos del PSOE, María Jesús Montero, le pidió firmar junto con el PSOE “la rendición ante la ofensiva judicial machista y reaccionaria, y que lavase la cara a su pacto con el PP para sacarla adelante”. En este sentido, la secretaria política de Podemos revela que María Jesús Montero le pidió apoyar con una firma el texto legal: “Firma la reforma, ministra. No tiene por qué acabar aquí tu carrera política”, le dijo.

Para Montero, “cuando la ministra Montero me dijo ‘No tiene por qué acabar aquí tu carrera política’, igual que cuando Yolanda Díaz le preguntó a Ione Belarra qué quería yo, quizás una embajada, por ejemplo en Chile, porque ‘es una buena salida política’, estaban haciendo simplemente lo que normalmente funciona, reproduciendo ciertas reglas del poder que seguramente también habrán usado contra ellas y que ellas sí han aceptado”, remacha.

Rechazó entre “gritos” ser vicepresidenta

Dentro de los pasajes sobre su relación con el PSOE, con quien Unidas Podemos formó el primer acuerdo de Gobierno de coalición de la historia de la democracia reciente, es que el que aborda la negociación frustrada tras las elecciones generales de abril de 2019. Después de que Pablo Iglesias aceptara dar un paso a un lado tras el veto de Pedro Sánchez a que entrara en el Ejecutivo, “la propuesta era que yo asumiese una ‘vicepresidencia social’”.

“El planteamiento que les hice a mis compañeros y compañeras era el siguiente: sin Pablo en el Gobierno —y, por tanto, sin nuestro principal liderazgo—, perdíamos autoridad y capacidad negociadora frente al PSOE, que sí tenía a su homólogo al frente del Gobierno y la mayoría de ministerios y competencias, además de experiencia de gobierno. Aceptar un acuerdo así significaba, de facto, que Pablo abandonase la política institucional. En esas condiciones, les dije que solo aceptaría ser vicepresidenta si el PSOE aceptaba que Podemos tuviera una cartera con competencias reales o un ministerio de Estado, algo que nos permitiese en el día a día cogobernar, ser un socio y no un observador de las decisiones del PSOE sin capacidad de acción política propia ni de negociar con ellos”.

En el marco de dicha reunión interna del espacio a la izquierda del PSOE, Irene Montero reconoce que no fue “pedagógica” en su intervención: “Grité, y dije claramente que yo no sería vicepresidenta si el plan era aceptar un acuerdo injusto y que nos llevaría a estar en el Gobierno pero sin poder gobernar. Mi intervención fue dura porque la situación también lo era. IU, Yolanda y, en menor medida, los Comuns querían aceptar cualquier acuerdo —incluso dar nuestros votos para un Gobierno del PSOE en solitario— antes que afrontar una repetición electoral”. Finalmente, Sánchez optó por ir a una repetición electoral, tras la que no le quedó más remedio que pactar, esta vez sí, con Unidas Podemos.

Sobre la situación actual de Podemos, un partido que pasó de casi sorpasar al PSOE (consiguió 69 escaños) a quedarse con cuatro diputados en el Congreso, Montero afirma: “La pregunta que yo haría, más que cómo hemos llegado a una situación de debilidad después de estos años, es cómo es posible que sigamos en pie. Es evidente que para entender lo que ha pasado en este período ha sido mucho más determinante la guerra sucia judicial y mediática contra nosotras que cualquier error que hayamos cometido”.

Lejos de hacer autocrítica, Irene Montero centra buena parte de su obra en reivindicar el legado de Podemos y defender la labor de esta fuerza en los últimos años, tanto antes como durante el Ejecutivo de coalición, hasta que “Sánchez culminó el trabajo echando a Podemos del Gobierno”. “El resultado de toda esta operación ha sido un Gobierno del PSOE de facto en solitario, en el que solo manda el PSOE, y hacer desaparecer la capacidad de transformación que teníamos desde el Gobierno, entregando el poder conseguido en las urnas a quienes no están dispuestos a cambiar nada”, lamenta la política madrileña.

Irene Montero ha afeado a Pedro Sánchez su expulsión del Gobierno en el traspaso de cartera a Ana Redondo, nueva ministra.
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