El 13 de septiembre de 2024, el Hospital Universitario El Escorial recibió el Premio Vanguardista por su “excelencia en la gestión”. Recogía tal estimado galardón su responsable de Calidad, José Antonio Vinagre, después de un verano en el que los trabajadores denunciaban una alarmante falta de plantilla que amenazaba con cerrar alguno de los servicios del hospital. Tras múltiples quejas de personal y sindicatos, la situación apenas ha cambiado: los servicios siguen saturados por la carencia de trabajadores, lo que compromete la calidad de la atención sanitaria que reciben 124.000 personas de 12 municipios diferentes.
Los sindicatos sanitarios de Amyts, CCOO, SATSE, CUIT UP, UGT y CSIF han asegurado en un escrito a la Consejería de Sanidad que “el Hospital El Escorial enfrenta una grave crisis debido a la falta de personal en todas las categorías profesionales”. Los sanitarios del centro han de doblar turnos y cubrir entre dos el trabajo de cinco, mientras ven cómo se externalizan servicios a centros privados al quedar puestos vacantes en el hospital.
La falta de personal, denuncian, afecta directamente a la atención de los pacientes.
Cuatro enfermeras y cincuenta pacientes en Urgencias
La sobrecarga se siente especialmente en los servicios de Urgencias, donde trabaja María José Lomas, enfermera y portavoz de SATSE. Cuenta a Infobae España que este fin de semana estuvo cerca de presentar una queja por un incidente de seguridad. “Éramos cuatro enfermeras y dos auxiliares y tuvimos picos de 50 pacientes. Todo con un solo celador para toda la urgencia, para todas las pruebas, todos los traslados...”, recuerda. “En hospitalización, una enfermera no debe llevar más de 10 pacientes, pues yo el sábado estuve llevando 12″, explica la sanitaria.
Estas ratios se repiten de forma diaria: el hospital cuenta con cinco enfermeras en la mañana y la tarde, pero “en realidad suelen quedarse dos para atender todas las urgencias”, afirma Lomas. Ello se debe a que, del total de enfermeras, una de ellas debe encargarse del triaje y otra de cubrir el servicio de rayos por las tardes.
De las tres restantes, dos deben hacerse cargo de las atenciones de pacientes críticos en un box vital, del que suele haber al menos uno por turno, y dejar desatendidos al resto de pacientes. “Nos dicen que el box vital se usa en momentos puntuales, pero son dos horas que los pacientes han estado totalmente desatendidos”, señala.
Como apoyo suman, como mucho, a tres técnicos en cuidados auxiliares o TCAES. Pero por la noche los servicios se reducen todavía más: “pasamos de cinco a cuatro enfermeras y dos TCAES. Entonces, la enfermera de triaje asume la clasificación de adultos, la de niños y la observación pediátrica”, pese a que no haya ninguna especialista en este turno.
Las “jornadas insostenibles” de los médicos
La situación de los médicos no es muy diferente, denuncian desde Amyts. Estos facultativos enfrentan “jornadas insostenibles” que, en muchos casos, superan los límites legales de 48 horas semanales en cómputo semestral. “Todo médico que tenga que hacer más de cuatro guardias al mes, enseguida supera esa cifra. Y en el hospital, en Urgencias, se han estado haciendo hasta siete”, asegura Pablo Cereceda, portavoz de Amyts y cirujano del centro.
Pero los problemas no son exclusivos de las Urgencias: en áreas como Radiología y Laboratorio, solo un técnico está disponible durante el turno de noche, lo que dificulta la realización de pruebas urgentes; en Pediatría, tan solo una enfermera se encarga de atender tanto a los recién nacidos en neonatología como a los pacientes de hospitalización pediátrica; también en el horario nocturno, solo se dispone de dos celadores para todo el hospital y en Anatomía Patológica tan solo trabaja un único especialista, lo que conlleva “retrasos graves en el análisis de muestras”, así como un sobrecoste por hacerlas fuera del hospital, denuncian los sindicatos.
“Las plantillas son exiguas desde hace muchísimos años”, afirma el doctor Cereceda, un problema que se ha agravado con el envejecimiento del personal y el aumento demográfico de la región. El centro, que está catalogado como de difícil cobertura, tampoco ofrece contratos competitivos en comparación a otros hospitales. El último ejemplo se ha visto con un médico de Urgencias, contratado por tan solo tres semanas y despedido sin renovación pese a su buen desempeño y las necesidades del servicio. En ese caso, las presiones de compañeros y sindicatos lograron que se reincorporase al facultativo.
Pese a las múltiples denuncias hechas tanto a la dirección del hospital como a la Consejería de Sanidad, los sindicatos afirman que “nunca ha habido respuestas eficaces” a los problemas. “El posible cierre de la UCI en verano se ha solventado con la creación de una unidad dependiente del Hospital Puerta del Hierro”, asegura Cereceda, mientras que en las urgencias “se han cubierto dos interinidades tras la protesta del cuadro médico”, añade.
Las organizaciones han recalcado que “es urgente tomar medidas inmediatas” para revertir la situación, pero Cereceda tiene claro que en este hospital “los avances solo se logran cuando hay una rebelión”.