Era septiembre de 2023 y Audrey, esteticien y madre de tres hijos, había decidido inscribir al más pequeño de ellos en una escuela infantil. Era la oportuinidad para que el niño, de tan solo 3 años, comenzase a aprender junto a compañeros de su edad y a divertirse con ellos, pero la experiencia de Gabriel (nombre falso de la víctima) no fue como se esperaba: desde el inicio del curso escolar, fue atormentado por otros tres alumnos. Su madre ha contado la historia al diario France Bleu, donde denuncia la desgana con la que se trataron las agresiones a su hijo.
Audrey afirma que tuvo dudas desde el principio, pues su hijo llegaba asiduamente con las gafas rotas a casa. “No fue hasta un mes y medio después que Gabriel se atrevió a contarme que era otro niño quien se las quitaba para burlarse de él y le daba bofetadas regularmente”, ha contado la mujer al periódico francés. Meses después, llegaron los avisos de los profesores: el maestro de Gabriel notó que el niño se distraía, se quedaba paralizado ante la pizarra y no hacía los ejercicios. Audrey llevó a su hijo a un especialista, que le confirmó que no tenía ningún problema físico y estaba “más allá de las competencias de su edad”.
Desesperada, la madre insistió al niño un 31 de enero para entender qué le ocurre en la escuela. En ese momento, Gabriel confesó: “Me explica que tres niños lo acosan. Estudiantes mayores, ya que es una clase mixta. Dos de ellos le sostienen la mandíbula abierta mientras el tercero le mete una piedra en la boca y lo golpean regularmente”, recordó la mujer. Conocer el sufrimiento de su hijo le sorprendió especialmente por la corta edad del niño. “Se habla cada vez más de acoso escolar, pero no pensé que tendría que hacerlo tan pronto con mi hijo. ¡Hablamos de preescolar!”, dijo.
Golpes y agresiones sexuales
Los episodios de violencia no quedaban ahí, según ha narrado Audrey a la prensa francesa. La madre contó lo que le había explicado su hijo a la directora del centro, que convocó a los tres agresores implicados. Confesaron los hechos y añadieron que también ponían astillas de madera en la boca de Gabriel. Además de los golpes, los tres niños agredieron sexualmente al menor, según descubrió Audrey tiempo después: “[Mi hijo] Me dice: ‘¿Tu también me vas a dar un beso en el pito?’ Al escuchar eso, le pregunto de inmediato: ‘¿Por qué dices eso? ¿Te lo han hecho alguna vez?’ Y me dijo que sí, en el baño, tal alumno le dijo: ‘soy el jefe, tienes que poner mi pito en tu boca y viceversa’. Estos tres acosadores le decían: ‘somos amigos, no se lo digas a los adultos’”.
Los padres de Gabriel denunciaron la agresión sexual al colegio, la inspectora de educación e incluso al ayuntamiento. De inmediato, se desplegó un protocolo para proteger al niño: se impidió a los acosadores contactar a su víctima y el profesor comenzó a recibir a Gabriel todas las mañanas frente a la escuela. Pero les denegaron el cambio de aula y hasta de centro. “Recibí un correo electrónico en el que la directora de la escuela y la inspectora académica me dicen que no era posible”, aseguró la madre.
Fue gracias a la intervención de la Asociación de Lucha contra el Acoso y el Maltrato (ALCHM) que consiguieron un cambio de escuela para su hijo. “Lo escandaloso de este caso es que tienes a los padres que dicen: nuestro hijo sufre, podría haber tenido una obstrucción intestinal con esas piedras, simplemente queremos que cambie de escuela. Es lo mínimo. Pero incluso allí, hay reticencias. Es eso lo chocante”, dijo Audrey.
El cambio ha ido para bien, según han confirmado a France Bleu, y Gabriel “ha recuperado la sonrisa”.