Un tribunal en Lyon, en Francia, ha condenado a una abogada a tres años de prisión, de los cuales dos son con suspensión de pena, por fraude al cobrar honorarios excesivos a sus clientes. Según una información de la cadena de televisión francesa, France 3, entre 2010 y 2014, la abogada acumuló cerca de un millón y medio de euros mediante la sobrefacturación de sus servicios legales. Además de la pena de prisión, se le ha ordenado indemnizar a las víctimas.
El caso ha afectado a una veintena de antiguos clientes que confiaron en la letrada para gestionar asuntos delicados como herencias, divorcios y fallecimientos, y que después de conocer que todo era una estafa, interpusieron varias demandas. Uno de los afectados, Jacques Vincent, pagó 446.115 euros a la abogada, quien era hija de un antiguo paciente suyo, lo que hizo ganarse la confianza del afectado. Además, Vincent y otros clientes afirman que se sintieron engañados cuando la abogada les aseguró que conocía bien a los jueces y que resolverían los casos a su favor. Según relatan las víctimas, les aseguró que podía ver a qué juez iba a acudir a sus juicios. “Como si el juez fuera a decidir la situación a mi favor”, señala Vincent.
La abogada, que había tomado las riendas de un prestigioso despacho en Lyon, utilizó los honorarios excesivos para llevar un estilo de vida de lujo, comprando compulsivamente ropa y joyas. Su abogado defensor, André Buffard, argumentó que su clienta sufría problemas de salud mental, entre los que incluía depresión y adicciones, lo que, según afirmó después el jurado, habría afectado su juicio. A pesar de que el tribunal considerase que su discernimiento estaba alterado, la declaró culpable de fraude.
Muchos se quedaron sin casa, sin coche y sin trabajo
Además de la pena de prisión, la abogada tiene prohibido ejercer cualquier función jurídica o judicial, así como ocupar cargos comerciales o industriales. También se le ha impuesto una multa de 12.000 euros y se le ha ordenado trabajar en una actividad asalariada, sin la posibilidad de contactar a las víctimas, ejercer una función jurídica o judicial o una función comercial o industrial.
El impacto emocional en las víctimas ha sido devastador. “Lo perdimos todo. La casa, el trabajo, el coche“, afirmó a este medio una mujer entre lágrimas. Algunas víctimas admiten que tuvieron muchos intentos de suicidio tras ser estafados. “Ella lo hizo todo, destruyó nuestra vida”, comentan. Sin embargo, después de conocer la sentencia la mujer entrevistada se mostró “totalmente satisfecha”.