El Consejo de Ministros aprobó, en octubre de 2005, la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), una iniciativa clave para reforzar la capacidad de respuesta ante emergencias en España. Esta unidad fue concebida como una fuerza de intervención conjunta y permanente, con el objetivo de actuar en situaciones de grave riesgo, catástrofes o calamidades en todo el territorio nacional. Su establecimiento se basó en la Ley Orgánica de Defensa Nacional 5/2005, y rápidamente se convirtió en el primer recurso de intervención de las Fuerzas Armadas en este tipo de escenarios, operando en colaboración con otras entidades estatales y administraciones públicas.
La UME se ha consolidado como una fuerza compuesta por aproximadamente 3.500 efectivos altamente especializados, distribuidos estratégicamente en diferentes bases por toda España. Su Cuartel General se encuentra en Torrejón de Ardoz (Madrid), lo que permite una coordinación centralizada de las operaciones. La unidad se estructura en cinco Batallones de Intervención en Emergencias (BIEM), un Regimiento de Apoyo e Intervención (RAIEM), y un Batallón de Transmisiones (BT), entre otras divisiones logísticas y técnicas. Esta disposición garantiza que la UME pueda desplegarse en cualquier punto del país en un tiempo máximo de cuatro horas, asegurando una respuesta rápida y eficiente ante cualquier emergencia.
La UME se caracteriza por una amplia gama de capacidades operativas que le permiten actuar de forma eficiente en diversas situaciones de emergencia. Entre sus competencias, destaca su capacidad de intervención en desastres naturales como inundaciones, terremotos, grandes nevadas y deslizamientos de tierra, donde despliega equipos especializados para búsqueda y rescate de víctimas, construcción de diques, y restablecimiento de infraestructuras afectadas. La unidad también interviene en emergencias derivadas de riesgos tecnológicos y contaminación ambiental, utilizando equipos de detección y descontaminación de agentes NRBQ (nucleares, radiológicos, biológicos y químicos) y materiales tóxicos industriales.
Para emergencias más complejas, como atentados terroristas, la UME colabora con las autoridades de Protección Civil y otras fuerzas de seguridad, aportando su capacidad para reducir el impacto sobre la población y facilitar la reanudación de servicios básicos. Las misiones de apoyo logístico incluyen la asistencia a damnificados, suministro de alimentos y alojamiento temporal, utilizando tanto infraestructura local como recursos propios de la unidad.
Intervenciones destacadas
Desde su creación, la UME ha sido parte fundamental en numerosas intervenciones de emergencia en España y en misiones internacionales, consolidando su papel como recurso clave en la respuesta a crisis. Entre sus intervenciones más notables en territorio español se encuentra su participación durante la borrasca Filomena en enero de 2021, un evento meteorológico que cubrió de nieve gran parte del país y paralizó infraestructuras esenciales. La UME desplegó a sus efectivos para limpiar carreteras, rescatar a personas atrapadas y garantizar el acceso a hospitales y otras instalaciones críticas, permitiendo que los servicios esenciales continuaran operativos.
Otro hito importante fue la operación Balmis en 2020, en respuesta a la crisis sanitaria provocada por la covid-19. Durante esta operación, la UME jugó un papel crucial en la desinfección de infraestructuras, la construcción de hospitales de campaña y el transporte de pacientes, aportando su capacidad logística y operativa para mitigar los efectos de la pandemia. Estas acciones reforzaron la imagen de la UME como un elemento indispensable en situaciones de emergencia sanitaria.
Sin embargo, la proyección de la UME no se limita al territorio español; su experiencia ha sido reconocida internacionalmente, lo que le ha permitido participar en misiones de gran envergadura fuera del país. Uno de los ejemplos más significativos fue su despliegue en Haití en 2010 tras el devastador terremoto de magnitud 7.0, donde sus efectivos contribuyeron en labores de rescate y apoyo logístico. Esta intervención ayudó a cimentar su reputación y facilitó su certificación por el Grupo Internacional de Asesoramiento de Búsqueda y Rescate (INSARAG) de la ONU, lo que habilitó a la UME para participar en operaciones globales bajo estándares internacionales de intervención.
En 2016, la UME también se movilizó a Ecuador tras otro fuerte sismo, colaborando en tareas de búsqueda y evaluación de daños, lo que reforzó la cooperación internacional en gestión de emergencias. Además, ha participado en la lucha contra incendios forestales en colaboración con el Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea, prestando apoyo en países como Portugal y Grecia, y consolidando así su papel como una unidad de referencia en situaciones de alto riesgo.