Pesadillas, miedo a la lluvia o no querer salir a la calle: la DANA también impacta en la salud mental de niños, niñas y adolescentes

Más de 71.000 niños, niñas y adolescentes en edad escolar viven en los municipios valencianos especialmente afectados por la riada que se han visto obligados al cierre de centros educativos. ‘Save the Children’ recomienda explicarles la tragedia “con un lenguaje adaptado a su edad y no sobreinformarles”

Voluntarios y vecinos trabajan para despejar una calle de Paiporta, Valencia. (EFE/ Manuel Bruque)

Los trastornos de ansiedad, el desgaste emocional y el estrés postraumático son algunas de las secuelas psicológicas que pueden sufrir las personas afectadas por la DANA, que también está impactando ya en la salud mental de la infancia. Así lo ha señalado este jueves Save the Children, que desde el inicio de la tragedia en la provincia de Valencia ha observado distintas sintomatologías en los menores de edad: “Estamos viendo mutismo, pesadillas recurrentes, miedo a fenómenos atmosféricos o efectos mucho más inmediatos como niños y niñas que no quieren salir a la calle o no quieren hablar de la situación”, explica Verónica Collado, psicóloga de esta ONG.

Desde la organización advierten que es importante no ocultar la realidad a los menores, sino “explicársela con un lenguaje adaptado a su edad y no sobreinformarles”, al tiempo que recomienda a las familias controlar el acceso a noticias, ya que “las imágenes e información repetitiva pueden aumentar la ansiedad”. Otra de las recomendaciones de la organización es intentar ofrecer a los niños y niñas “una visión más positiva de la catástrofe, centrada en la solidaridad y en lo que se está haciendo para solucionar la situación”.

Save the Children también destaca la importancia de que los adultos observen a los menores, ya que “se tiende a pensar que cuando un niño o una niña no verbaliza sintomatiza menos, pero en realidad es todo lo contrario”. “Implica que no tiene los recursos a nivel cerebral y tampoco puede comunicar o expresar. Por ese motivo, es muy importante observar, dar espacio y escuchar”, asegura Collado.

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Fotografía de una de las calles de Paiporta encharcadas por las lluvias de ayer y que han afectado a las labores de limpieza, Valencia, este lunes. La provincia de Valencia intenta retomar la actividad laboral y las clases en los colegios mientras continúan de forma intensa las labores de búsqueda de desaparecidos, de abastecimiento y atención a los damnificados, y de la limpieza de las calles y bajos de numerosos municipios, sobre los que ha vuelto a llover este domingo. EFE/ Manuel Bruque

El colegio es clave para su salud

Tras una tragedia de esta magnitud, los menores de edad necesitan más que nunca espacios de expresión como el colegio más allá de que también es el lugar de aprendizaje, pues es aquí donde pueden compartir sus inquietudes. “Algunos niños y niñas están adoptando roles de adultos, asumiendo funciones que no les corresponden para su edad”, explican desde la ONG, por lo que “necesitan volver al colegio, a sus rutinas, para ver que siguen teniendo apoyo en clase”, añade Collado. En total son algo más de 71.000 niños, niñas y adolescentes los que viven en alguno de los 70 municipios valencianos más golpeados por la riada que se han visto obligados al cierre de centros educativos.

“Los centros educativos son espacios seguros en los que pueden socializar con otros niñas y niños, jugar, estudiar y huir temporalmente de la situación de emergencia que viven en sus hogares y buscar en la medida de lo posible la normalidad y la estabilidad dentro de la catástrofe”, explica la psicóloga, que también indica que en los colegios “tienen un espacio donde pueden confiar información que en su casa les da miedo sacar porque no quieren preocupar a sus padres”.

Save the Children también recuerda que algunos síntomas psicológicos que aparecieron durante la pandemia pueden reaparecer en este contexto, pues para los menores “hay un efecto retraumatizante que nos lleva a la situación de no poder asistir a los colegios de forma normal o no poder salir de casa en muchos casos, lo que genera un efecto llamada a anteriores síntomas que han tenido y que pueden volver a emerger”, concluye Collado.

El día después de la dana más devastadora del siglo.

La importancia de buscar ayuda

Por otro lado, algunas de las consecuencias más inmediatas en la población adulta tras una tragedia como esta última DANA son el estado de shock, la angustia y la ansiedad, síntomas que si no se tratan adecuadamente, tal y como indicaba en entrevista con Infobae España la psicóloga especializada en emergencias Sandra Pérez, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, “el problema puede agravarse” hasta convertirse en estrés postraumático.

“Este tipo de reacciones adaptativas son completamente normales ante una situación de estas características, pero si no se interviene de forma inmediata, a la larga la salud mental se puede ver dañada”, señala Pérez, quien aclara que las consecuencias psicológicas dependerán también de si la persona afectada ha perdido a algún ser querido, si ha sufrido la riada en primera línea o desde otro lugar más lejano, si bien todas las situaciones son complicadas. Por eso es importante, recuerda la experta, que las personas afectadas por la riada “se centren en lo que tienen ahora y no en lo que han perdido o pueden perder” y busquen apoyo, tanto de expertos, como de amigos y familiares.

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