En lo que a la exploración espacial se refiere, la velocidad de desplazamiento ha sido siempre un desafío crucial para los vehículos autónomos. Estos sistemas terrestres, llamados róveres, son los responsables de explorar superficies desconocidas y transmitir datos críticos a la Tierra. Sin embargo, dado las limitaciones de sus sistemas de navegación, nunca han logrado ir más rápido que a 0,13 metros por segundo. Hasta ahora.
La empresa española GMV ha concluido con éxito el proyecto FastNav, iniciativa que permitirá a los róveres del futuro alcanzar una velocidad récord de hasta 60 metros por segundo. Este desarrollo, que supone un avance sin precedentes en la tecnología espacial autónoma, ha sido financiado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en el marco del renovado interés científico por la Luna.
Ante los planes internacionales para regresar al satélite natural de la Tierra, la industria espacial ha priorizado el desarrollo de tecnologías que puedan acompañar y mejorar el rendimiento de los vehículos de exploración. Entre estos avances, se destaca la necesidad de róveres capaces de recorrer grandes distancias en un sólo día lunar (aproximadamente 14 días terrestres), cubriendo áreas extensas y terrenos desafiantes.
Para alcanzar esta velocidad inédita, GMV ha desarrollado un sistema de guiado, navegación y control (GNC) que combina visión artificial y tecnología de inteligencia artificial de última generación. Esta solución permite que el vehículo identifique y evada obstáculos en su camino en tiempo real, optimizando su ruta sin necesidad de detenerse. Este enfoque de conducción continua representa un cambio de paradigma frente a los sistemas de navegación convencionales, que suelen requerir pausas constantes para la replanificación de trayectorias.
Pruebas en España
El desarrollo del proyecto ha sido acompañado por una serie de pruebas exhaustivas destinadas a evaluar la eficacia y robustez del sistema en entornos similares a los que el róver podría encontrar en la superficie lunar. La primera fase de las mismas se llevó a cabo, en junio, en Reino Unido, en un entorno controlado para examinar la resistencia del sistema de navegación en terrenos accidentados y su capacidad para mantener altas velocidades en condiciones complejas.
La segunda parte de las evaluaciones tuvo lugar, en julio, en el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales, en Navarra. Las características geológicas de esta área se asemejan a los terrenos de la Luna, lo que permitió a los ingenieros observar el rendimiento del róver en condiciones orográficas similares a las del satélite terrestre. Aquí, el equipo de GMV se enfocó en evaluar la precisión del sistema, la robustez del chasis y de la suspensión. Los resultados fueron alentadores, demostrando que la tecnología puede soportar condiciones desafiantes y mantener su precisión durante largos trayectos a velocidad elevada.
Tras las pruebas iniciales, y en base a los datos recolectados, GMV implementó mejoras en el sistema mediante algoritmos de aprendizaje automático, que lo han dotado al sistema de una mayor adaptabilidad, permitiéndole “aprender” y ajustar sus decisiones de navegación en función de las experiencias previas. “Los resultados obtenidos no solo representan un progreso significativo en la exploración espacial y, específicamente, en la robótica espacial, sino que también permiten su aplicación en otros entornos exigentes, como la minería, las centrales nucleares o las operaciones de rescate, donde la autonomía es esencial”, ha asegurado Steven Kay, director técnico de GMV en Reino Unido.