Entre 1951 y 1960, el Ministerio de Finanzas francés, con el respaldo del Banco de Francia, fabricó y puso en circulación copias ilegales de monedas de 20 francos, conocidas como “gallo”, que habían sido desmonetizadas en 1926. Así lo asegura el experto en metales preciosos Yannick Colleu, en su libro L’Or des Français (El oro de los franceses, en español), donde se propone investigar cual es la cantidad de oro total que posee el país galo.
Una medida “ilegal” para solucionar la crisis
El contexto de esta operación se remontaría a la posguerra, cuando Francia enfrentaba serias dificultades financieras. Tras la Segunda Guerra Mundial, el país había agotado sus reservas de oro, lo que complicaba el mantenimiento de la paridad con el dólar, la única moneda convertible en oro desde los acuerdos de Bretton Woods de 1945. Para aliviar la presión económica, el entonces Ministro de Finanzas decidió reintroducir estas monedas sin anunciarlo públicamente, una medida que, según Colleu es completamente “ilegal”. “Tomamos los mismos diseños de las monedas de 20 francos acuñadas entre 1907 y 1914, del tipo “gallo”, y desmonetizadas en 1926. Luego las volvimos a poner en circulación sin decir nada”, explica en la obra.
A pesar de las reservas del Consejo General del Banco de Francia, la operación se llevó a cabo en secreto. Según Colleu, no existía un decreto formal para la producción de estas monedas, solo una carta del gobernador del banco que indicaba que su predecesor había tomado la iniciativa. Esta información, aunque no se incluyó en el informe anual de la Administración de Monedas y Medallas, fue mencionada en el Parlamento en 1976, según ha afirmado Arnaud Manas, jefe del departamento de patrimonio del Banco de Francia.
37 millones de monedas falsas que ahorraron 654 kilos de oro y que deberían estar exentas de impuestos
En total, se emitieron 37,5 millones de monedas “falsas”. Todo esto con el objetivo de permitir que el Fondo de Estabilización Cambiaria, organismo encargado de la supervisión del mercado, pudiera estabilizar el mercado del oro. Hechos que, hoy en día, están tipificados en el Código Penal francés -copiar moneda desmonetizada es un delito-.
Las monedas, aunque cuidadosamente elaboradas para imitar a las originales, comenzaron a levantar sospechas de los profesionales debido a su brillo inusual y a un color más rojizo, atribuible a una aleación diferente. Y es que, Colleu afirma que estas monedas contenían menos oro del que se declaraba oficialmente, lo que resultó en un ahorro de 654 kg de oro fino para el Estado francés. Sin embargo, el Banco de Francia sostiene que las monedas no fueron aligeradas y que estaban dentro de las tolerancias de fabricación, según confirma el diario francés Ouest-France.
Además del contenido de oro, la fiscalidad de estas monedas también ha sido objeto de controversia. Según Colleu, deberían estar exentas de impuestos hasta 5.000 euros en caso de reventa, ya que no son monedas reales sino fichas. No obstante, las autoridades fiscales aplican un impuesto del 11,5% sobre el precio de venta, tratándolas como si fueran dinero real. Manas justifica esta fiscalidad al señalar que el Banco de Francia reconoció estos napoleones como monedas al igual que las reales antes de 1973.