Uno de los sueños de las nuevas generaciones pasa por independizarse y hacerse con un nuevo hogar. A pesar de la dificultad actual con la situación de la vivienda, hay personas que consiguen ahorrar con mucho esfuerzo y consiguen empezar su aventura logística. Sin embargo, en este mundo de rentas y de compras hay muchas personas que juegan con el dinero y los sentimientos de los compradores, hasta el punto de llevar a cabo estafas o problemas con la adjudicación del dueño.
Esto es lo que le ha ocurrido a Jayme y a su familia cuando decidieron venir a vivir al país luso fruto de una idea de una de sus sobrinas. La familia estaba de vacaciones en Portugal en 2018, cuando ese pensamiento sobrevolaba a los brasileños. Aunque el hombre se encontraba todavía en el país sudamericano, este le dio a su sobrina Renata los poderes para que esta pudiera hacerse con el inmueble en la ciudad elegida: Valença, según informa CNN Portugal.
Un pago de 205.000 euros que no se ha devuelto
La casa es un inmueble situado en la zona de procedencia de la familia: Viana do Castelo. Allí, el grupo familiar había puesto el ojo en una casa con tres plantas, con varios dormitorios y una parcela amplia donde poder disfrutar de diversas actividades.
Para hacerse en propiedad con ella, la familia tuvo que depositar una importante cantidad de dinero para entrar a vivir al hogar. Los números alcanzan los 205.000 euros, repartidos en varios pagos. En concreto, los pagos fueron tres: un primer depósito de un 10% del total en forma de señal y dos cheques divididos en 85.000 y 99.000 euros, este último para saldar la deuda de la dueña con una entidad bancaria. Así, una vez instalados, Renata y su pareja se adaptaron a su nueva vida, en la que encontraron empleo y cuidaron de su hijo de ocho meses. “Cuando llegaron mis tíos empezamos nuestra nueva vida, estábamos todos juntos, fue una fiesta, fue algo muy bueno, estábamos felices”, narra ella al equipo de Happening to the Best.
La sorpresa llega a finales de enero
Mientras la pareja se encontraba junto a su familia en su nuevo hogar, un 20 de enero se vieron sorprendidos con la llegada de las autoridades a su casa. Allí, las competencias instan a los inquilinos a abandonar la propiedad, donde se les ofreció dos opciones en forma agresiva y de amenaza. “El alguacil estaba en la puerta con un papel y dos GNR diciendo que o íbamos a salir sanos y salvos en ese momento o que nos arrestarían a todos”, comenta la chica.
Sin embargo, ante esa petición, estos decidieron mostrarles toda la documentación, sin que les sirviese. Según lo que las autoridades les comentan “era una orden de un juez”, por lo que no había otra opción que desalojarles del inmueble. Por ello, se vieron en la calle sin el dinero invertido y con su bebe de pocos meses.
La razón se debe a una guerra familiar por parte de los vendedores. La aparente dueña había recibido la casa en forma de donación de su padre, pero este decidió rectificar y alegar un uso propio necesario y una donación simulada. “Le hicimos una donación a mi hija (…) para que pudiera pedir dinero prestado, porque siempre tenía la soga en el cuello”, explica el padre. A pesar de ya no estar en la casa, Jayme es el que sigue abasteciendo los gastos. Para resolver todo este lío, al parecer la escritura podría ser anulada y la familia recuperaría el desembolso que hizo, que tan mal económicamente les ha dejado tras el desalojo forzado.