Qué pasa si heredo una casa con hipoteca y no puedo pagarla: estas son las opciones

Recibir una herencia puede llegar a ser un regalo envenenado. Y es que, al heredar no solo se transfieren las propiedades y el dinero que tenía el causante, también se legan las obligaciones que tuvo en vida. Es decir, las deudas.

Una de las deudas más comunes que los sucesores se encuentran al heredar una vivienda es la hipoteca. Es decir, que si el causante había contratado un préstamo en vida para financiar una propiedad y muere antes de terminar de pagarlo, le corresponde al sucesor hacerle frente. Pero, ¿Qué pasa si el heredero no la puede pagar? ¿Qué opciones tiene, entonces?

Desde el bufete de abogados expertos en herencias Navarro y Navarro explican que existen cuatro opciones de actuación:

1. Aceptar la herencia y, con ella, la hipoteca. Para ello, es preciso ir al banco a cambiar su titularidad (conocido como “subrogación deudora”), un proceso un tanto complicado, ya que el banco tiene que realizar cálculos de rentabilidad en función de la situación económica de la persona a la que conceden el préstamo. No obstante, si el heredero se considera de menor riesgo, tiene derecho a solicitar un ajuste de las condiciones de la hipoteca para que se adapten a su situación financiera.
2. Rechazar la herencia en su totalidad (lo que implica no heredar las deudas, pero tampoco los bienes).
3. Aceptar la herencia a beneficio de inventario: proceso que permite pagar las deudas del fallecido utilizando los bienes heredados, sin comprometer el patrimonio personal del heredero.
4. Vender el inmueble: según el bufete, se trata de una opción muy interesante si existen varios herederos implicados, aunque conlleva un proceso más largo para la tasación y mayores gastos asociados a la venta.

En el caso en el que se haya decidido a aceptar la herencia y la hipoteca, hay que tener en cuenta, como advierten los juristas del bufete online Enley, que hay que hacer frente a los mismos impuestos que si se vendiera una vivienda normal. Estos son:

• Impuesto de sucesiones: grava la transferencia de bienes y derechos entre individuos, con el objetivo de imponer una carga fiscal sobre los aumentos patrimoniales producidos por la recepción de herencias. La cantidad a pagar dependerá de la relación con la persona fallecida y de la comunidad autónoma en la que el fallecido residiese.
• Plusvalía municipal: técnicamente conocido como Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana, se debe abonar cuando se transmite un inmueble urbano -casa, terreno urbano, garaje, etc., solo si al transmitirlo se detectase un aumento en su valor, y esto supusiera una ganancia patrimonial. Además, no se aplica el impuesto de plusvalía en casos de heredar un terreno rústico, un vehículo o dinero efectivo.
• Impuesto de Bienes Inmuebles(IBI): Este impuesto es gestionado por los ayuntamientos locales y se calcula en función del valor catastral de la propiedad. Su carácter es anual y su tasa varía según la ubicación y el tipo de inmueble.