Los excónyuges también pueden cobrar la pensión de viudedad de un fallecido: cómo se reparte el dinero entre la actual pareja y las anteriores

Todos los meses, los trabajadores destinan una parte de sus ingresos brutos a pagar las contribuciones a la Seguridad Social. Estas son las que aseguran que la persona pueda beneficiarse, en un futuro, de las ayudas y subsidios que necesite, según sus circunstancias. Una de estas ayudas es la pensión de viudedad, a la que tienen acceso los cónyuges de la persona trabajadora cuando esta fallece. Su objetivo es brindarles un respaldo financiero por haberse quedado viudas. Durante el pasado mes de octubre, se otorgaron más de 2,35 millones de prestaciones de este tipo, con una cuantía media de 898 euros, según los últimos datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social.

Para que los cónyuges puedan acceder a esta ayuda, deben cumplirse los siguientes requisitos:

• Que la persona fallecida estuviera inscrita en el régimen general de la Seguridad Social o que recibiera una pensión contributiva o una pensión por incapacidad permanente. Si no se encontraba en situación de alta o asimilada, tendrá que haber cotizado un mínimo de 15 años. Y si la muerte se produjo a causa de una enfermedad, es necesario demostrar que el fallecido cotizó 500 días en los cinco años anteriores al deceso, mientras que si la causa fue un accidente, no es necesario acreditar ningún período de cotización.
• Que la pareja llevase casada más de un año, aunque también se acepta demostrar haber convivido juntos durante dos años o tener hijos en común.

La pensión de viudedad es, en general, de carácter vitalicia, aunque puede extinguirse si el beneficiario se casa de nuevo o registra una pareja de hecho, así como si el matrimonio es anulado (por divorcio o separación) y el beneficiario contrae matrimonio nuevamente. No obstante, existen excepciones en las que es posible mantener la pensión de viudedad incluso tras un nuevo enlace.

Como explica la Seguridad Social, hay ciertos casos en los que es posible conservar la pensión de viudedad después de divorciarse y volverse a casar. Para ello hay que cumplir una serie de requisitos, como que la persona sea mayor de 61 años. También se permite si la persona, aunque sea menor de esa edad, tiene reconocida una pensión por incapacidad permanente absoluta o gran invalidez, o si acredita una discapacidad igual o superior al 65%.

Además, es necesario demostrar que la pensión de viudedad representa la principal fuente de ingresos, lo cual implica que la cuantía anual de la pensión, incluido el complemento por mínimos, debe constituir al menos el 75% del total de sus ingresos anuales.

Por último, si en el nuevo matrimonio los ingresos anuales, incluyendo la pensión, no superan el doble del salario mínimo interprofesional (SMI) en un año, se podrá mantener la pensión de viudedad.

Según explica el instituto de pensiones de BBVA, si una persona ha tenido más de un cónyuge y todos ellos tienen derecho a la ayuda, no se generan varias prestaciones, si no que esta se divide entre todos los beneficiarios.

El reparto se calcula en función del tiempo transcurrido desde el inicio de la primera convivencia con el fallecido (de la primera pareja) hasta su muerte. Cada beneficiario recibirá una parte proporcional al tiempo que convivió con él. Este derecho incluye el período de convivencia antes del matrimonio y se extiende hasta la separación.

Sin embargo, el último cónyuge tendrá beneficios, como beneficiarse de los tiempos en que el causante no convivió con nadie y acceder al importe de los otros beneficiarios en el caso en el que fallezcan.