Tener un coche de lujo es uno de los objetos más codiciados que uno pude tener si disfrutas con la conducción. Una de las marcas más reconocidas en este mundo automovilístico es Ferrari. La compañía italiana del caballo se sitúa como una de las más prestigiosas y contrastadas a nivel global. Estas bestias de motor tiene un alto precio, por lo que están al alcance de pocas personas. Por otro lado, aquellas que tienen la posibilidad de conducir diariamente uno de ellos tienen un especial cuidado hacia él. Cualquier tipo de inconveniente puede suponer un gran desembolso de dinero, ya que las piezas que lo componen son de buena calidad.
Sin embargo, existen dueños que descuidan las labores de mantenimiento de sus coches, por lo que después surgen imprevistos y otros problemas. Este ha sido el caso de un propietario y su Ferrari, que tuvo un accidente cuando uno de los mecánicos del taller llevaba la máquina a Frosinone, en Italia, para traspasarla, tal y como publica La Repubblica.
Un accidente del mecánico que dejó el coche destrozado
El trabajador condujo el coche desde Roma hacia Frosinone para buscarle una venta al dueño, que quería desprenderse del vehículo a toda costa. No obstante, esa venta no se llegó a producir. En el trayecto de una ciudad a otra, el mecánico sufrió un accidente que dejó el coche en un estado ruinoso.
Debido a ello, el propietario del Ferrari decidió tomar acciones legales contra el obrero, ya que este había destrozado el coche por completo. El conductor fue multado por un exceso de velocidad en la vía, algo que pudo ser relevante a la hora de sufrir el accidente que dejó el coche inservible. Sin embargo, la denuncia no salió como él esperaba, puesto que la sentencia de primera instancia puso como culpables a los dos: al dueño y al mecánico.
La sentencia y la apelación
Aunque todo puede hacer indicar que el único responsable del accidente es el mecánico que iba al volante, el Tribunal no lo estimó así. Las investigaciones obtuvieron que el coche no cumplía con los requisitos de circulación: el Ferrari no tenía las inspecciones técnicas requeridas en regla. Fruto de ese hechos, el órgano de justicia determinó que la culpa no residía en un solo individuo, sino en ambos. Uno de ellos por la conducción temeraria en exceso de velocidad y el otro por la incompetencia de no llevar el vehículo a las inspecciones rutinarias.
A razón de todo ello, el juez condenó al mecánico al pago del 50% de los gastos de reparación, por lo que el otro 50 restante corre a cargo del propietario. Como consecuencia, el dueño decidió llevar la resolución al Tribunal de Apelación, ya que él describía que el estado de su coche era “perfecto”, pero no obtuvo respuesta favorable. El órgano ratificó la decisión anterior y argumentó que “él era responsable de haber dejado circular el vehículo, aun sabiendo que el mismo, por falta de la inspección requerida, no podía ser puesto en circulación”.