El Canal de Isabel II, la mayor empresa pública de la Comunidad de Madrid, quiere construir una nueva depuradora de aguas residuales en Pelayos de la Presa, un pequeño municipio de apenas 3.000 habitantes del suroeste de la región. El proyecto ha soliviantado a todos los vecinos y ha conseguido algo, a priori, bastante difícil en política: unir a todos los partidos con representación en el Consistorio, desde el PP y Vox, pasando por el PSOE e IU-Unidas Podemos-Alianza Verde, que se oponen a la ubicación elegida por el Gobierno regional presidido por Isabel Díaz Ayuso para levantar esta instalación.
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El problema es que la depuradora se quiere construir justo en la entrada de la localidad, en la avenida de Marcial Llorente, exactamente a 30 metros de las primeras viviendas del municipio. El periodo de alegaciones finalizó el 31 de octubre y el Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha enviado a la Comisión de Urbanismo de la Comunidad de Madrid un detallado informe en el que manifiesta su “total desacuerdo” al proyecto, señalando todos los posibles impactos negativos que la depuradora podría tener en el medio ambiente y la calidad de vida de la zona.
“El término municipal de Pelayos es muy pequeño”, explica el alcalde Antonio Sin, del PP. “Por eso creemos que la ubicación elegida para la nueva depuradora no es la mejor. Nosotros vivimos del turismo. Y tener un foco de malos olores muy cerca de zonas residenciales; del monasterio Santa María la Real del siglo XII, el más antiguo de Madrid y declarado Bien de Interés Cultural, y de la playa del pantano de San Juan, el punto turístico más potente de toda la región en cuanto a baño y navegación, no es la decisión más adecuada”. El Gobierno local, apoyado por todos los partidos de la oposición, han pedido al Canal y al Ejecutivo autonómico que reconsideren el proyecto.
El regidor asegura que hay otras opciones. La nueva depuradora quiere dar servicio no solo al municipio de Pelayos, sino también al de San Martín de Valdeiglesias. “Se podría mantener la depuradora de Picadas, que ya existe, para tratar el agua de Pelayos”. Esta instalación ya está a las afueras del pueblo. “Y construir otra en San Martín de Valdeiglesias, que tiene un término municipal mucho más grande y se podría buscar una ubicación que no molestase a sus vecinos”. Antonio Sin recuerda que aunque es alcalde del PP y la depuradora es una iniciativa de una Administración gestionada por su propio partido, su obligación es defender los derechos de sus vecinos. “Seguro que encontraremos una solución entre todos”.
Demoler la de Picadas y construir una nueva
La nueva depuradora proyectada está diseñada para tratar un volumen de 7.500 metros cúbicos al día, lo que supone una capacidad sensiblemente superior a la que hoy presenta la de Picadas, que en la actualidad gestiona 4.875 metros cúbicos y sería demolida. La instalación garantizará la eliminación de sólidos, nutrientes y contaminantes de las aguas residuales generadas por la población y las actividades industriales de las localidades de Pelayo y San Martín de Valdeiglesias. La instalación ocupará una parcela de 37.500 metros cuadrados.
El problema, insisten desde el Ayuntamiento, es que Pelayos es muy pequeño, y construir una gran depuradora en la avenida principal del municipio, “por la que transitan, necesariamente, todos los residentes, visitantes y profesionales de la localidad”, no parece la mejor idea. El informe de alegaciones del Consistorio recalca que la depuradora estaría “a tan solo 31 metros de viviendas”. La instalación para tratar las aguas residuales estaría rodeada “al norte, oeste y sur por suelo urbano de carácter fundamentalmente residencial. En total hay unos 250 inmuebles a menos de 500 metros de la planta depuradora planteada”.
Hay más inconvenientes. Justo enfrente de la depuradora proyectada está la parada de autobús de la línea 551, única que da servicio a la zona y que utilizan todos aquellos que visita el pantano de San Juan. También justo enfrente está la gasolinera, el único hostal del pueblo y un bar-restaurante. A escasos 100 metros quedaría “el único cine del municipio, El Molino, y a poco más de 400 metros el Centro Turístico de la Asociación para el Desarrollo Integral de la Sierra Oeste”. A medio kilómetro está un camping y un parque recreativo. El Ayuntamiento ha medido que a 675 metros de la depuradora estarían la piscina municipal, el polideportivo, el centro de salud, el colegio de Educación Infantil y Primaria Río Alberche y la escuela infantil-Casa de Niños Los Cascabeles. El Ayuntamiento echa de menos “un análisis detallado sobre la emisión de olores y ruidos” de la nueva depuradora, “factores que son de especial relevancia dada la proximidad de áreas residenciales y del patrimonio cultural del municipio”.
Daños al turismo
“Desde un punto de vista económico y social, la localización de la nueva depuradora en la avenida principal del pueblo conllevaría un potencial impacto negativo sobre el turismo local, que es una de las principales fuentes de ingresos del municipio. El pantano de San Juan, que atrae a visitantes por su oferta de actividades recreativas y al aire libre, podría verse afectado por los olores y posibles problemas medioambientales derivados. Además, los restaurantes, hostales y viviendas de uso turístico cercanas también podrían sufrir una depreciación significativa de su valor debido a las molestias ocasionadas por la planta”, aseguran las alegaciones municipales.
La asociación ecologista SEO-Bird Life también ha presentado alegaciones porque la “información proporcionada es muy pobre y no puede garantizarse que del proyecto no vayan a derivarse unos impactos de elevada magnitud sobre la biodiversidad”. Hace falta un “estudio de avifauna, dado que la depuradora prevé desarrollarse en un área de alto valor ornitológico, en el que se presentan especies catalogadas en peligro de extinción o vulnerable”. Pelayos está dentro de áreas protegidas como la ZEC Cuencas de los ríos Alberche y Cofio y la ZEPA Encinares del río Alberche y río Cofio. “Sin embargo, no se ha realizado un inventario exhaustivo de las especies protegidas que podrían verse afectadas”, remarcan desde el Ayuntamiento.
Por último, a los vecinos les preocupa que el Canal quiere ubicar la nueva depuradora justo al lado de la estación que ya gestiona el suministro de agua potable de la zona, lo que “incrementa significativamente el riesgo de contaminación cruzada entre las aguas residuales tratadas y las destinadas al consumo humano. Este riesgo debe ser considerado prioritario, dada su importancia”. En la documentación aportada por el Canal, la empresa pública señala que la vieja depuradora de Picadas, construida hace unos 38 años, “está al límite de su capacidad de tratamiento y no está preparada para alcanzar objetivos de calidad, en particular, en lo que se refiere a eliminación de nutrientes”.
Y que, por tanto, la alternativa más viable “desde punto de vista técnico, económico, operativo y ambiental” es una nueva depuradora ubicada al lado de la parcela de la actual Estación de Tratamiento de Aguas Potables (ETAP) de Pelayos, con la construcción también de un tanque de tormentas “para el tratamiento de alivios en desbordamiento de épocas de lluvias”. La localización elegida “no presenta riesgos de inundación y es la más alejada del núcleo urbano de Pelayos de la Presa”, asegura el Canal, algo con lo que no están de acuerdo los vecinos ni todos los partidos políticos del Pleno municipal. El proyecto “plantea riesgos inaceptables para la salud pública, el medio ambiente, la economía local y el patrimonio cultural del municipio”, insisten desde el Ayuntamiento.
Más de 2.800 vecinos han ratificado las alegaciones (casi el 100% de la población del municipio), incluso el titular del suelo donde se proyecta la construcción de la nueva depuradora. Pelayos también ha remitido el pasado 30 de octubre de 2024 un escrito al Defensor del Pueblo solicitando su amparo en defensa de los intereses de los habitantes, resaltando los riesgos del proyecto.