En el canal Bruselas-Charleroi, en Bélgica, hay dos puentes casi idénticos separados por unos kilómetros, donde cada uno de ellos pertenece a un municipio. Uno de ellos encargó une remodelación para la mejoría de la infraestructura que pertenece a su jurisprudencia local, sin saber que acabarían por financiar la obra del pueblo de al lado. La empresa constructora, por un error, empezó sus trabajos en un lugar que no era y la razón, al parecer, se sustenta en que ambas infraestructuras, en el mismo canal, tienen una similitud y unas características que fue determinante para equivocar a los obreros.
La obra se realizó sin ningún tipo de incidencia, hasta que los dirigentes del propio consistorio se dieron cuenta. Sin embargo, ya era demasiado tarde, puesto que se percataron del fallo al ir a ver el resultado final. Una vez llegaron al lugar, estos vieron que su puente se encontraba exactamente igual que antes, por lo que empezaron a saltar las alarmas: habían financiado el arreglo del puente de sus vecinos y no el suyo, tal y como explica 7sur7.
52.000 euros de coste por el error
La falta de acierto de la empresa especializada en la construcción supone unas pérdidas de 52.000 euros al remitente de la obra: el Servicio Público Valón. Estos querían mejorar las condiciones del entorno de su conexión con una y otra parte de la ciudadanía, pero no fue así.
A pesar de que el error fue mayúsculo, la empresa corrigió parte del error, por lo que se puso manos a la obra para mejorar el puente en el que deberían haber trabajado desde un primer momento: el de la región valona. De esa forma, la entidad se dispuso a colocar nuevas barandillas en el correcto emplazamiento para el bienestar y satisfacción del ayuntamiento y ciudadanos afectados.
El municipio de Charleroi recibe la factura
Aunque el municipio colindante no había solicitado ningún tipo de arreglo, la factura con los horarios de la constructora les fue remitida a ellos. Un ticket que se eleva hasta los 52.453 euros por todas las tareas realizadas. Entre otras cosas, se cambiaron todas las barandillas del puente por unas nuevas en los 170 metros que la infraestructura sostiene.
Consecuentemente, el concejal de obras públicas del ayuntamiento, Eric Goffart, ha querido aclarar las cosas y quitar hierro al asunto. “De todos modos estábamos planeando reemplazar las barandillas de nuestro puente, así que es algo bueno para nosotros”, comenta el político. “Puede que no lo hayamos pedido, pero vamos a tener que pagar”, explica también. Así, el error de la empresa queda con en un plano más secundario al haberlo tomado desde el otro municipio como algo no preocupante del todo. Han recibido una mejoría que tenían en mente realizar, aunque de forma imprevista.
“El puente está ahora en mejores condiciones que antes”, afirma en muestra de que este hecho ha mejorado la infraestructura de su localidad. Algo que dará mejores prestaciones de servicio a sus ciudadanos y todos aquellos que usen de forma frecuente o puntual este puente.