El diagnóstico del cáncer ha golpeado la vida de Kate Middleton y de quienes la rodean. La princesa de Gales anunciaba el pasado mes de marzo que le había sido detectada esta enfermedad, iniciando así un largo proceso de tratamiento que se alargó hasta el pasado mes de septiembre, cuando anunciaba emocionada su recuperación.
El “gran shock” que la princesa confesó vivir tras el diagnóstico y la experiencia de atravesar un cáncer han cambiado profundamente a la esposa del príncipe Guillermo, que pese a finalizar su tratamiento de quimioterapia, sigue en proceso de recuperación física y mental. En medio de esa fase hacia la recuperación plena, Kate parece haber encontrado en la religión un refugio a su sufrimiento.
Según un extracto del libro actualizado del biógrafo real Robert Hardman, titulado Charles III: New King. New Court. The Inside Story, publicado en The Daily Mail, la experiencia de la enfermedad ha llevado a Kate a profundizar en su fe religiosa. Un amigo cercano a la familia, que asiste a la iglesia, ha comentado a Hardman que la situación es “más esperanzadora” ahora, tal y como publica el citado medio.
Guillermo y la religión
En contraste a la princesa, su esposo, el príncipe Guillermo, parece tener una relación más distante con la religión. Según el libro de Hardman, el heredero es descrito como un “joven moderno” que se siente incómodo con ciertos aspectos del ceremonial religioso. A pesar de su respeto por las instituciones, no comparte el mismo fervor espiritual que su padre, el rey Carlos III, quien ha sido un defensor de la Iglesia de Inglaterra durante décadas.
El libro también sugiere que el príncipe Guillermo podría romper con la tradición al no asumir el título de Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra cuando ascienda al trono, un título que ha sido parte de la monarquía británica desde el reinado de Enrique VIII en la década de 1530. Esta decisión reflejaría su enfoque más secular y moderno hacia la religión.
La difunta reina Isabel II, por su parte, era conocida por sus firmes creencias cristianas, lo que contrasta con la postura más laica de su nieto. Según una fuente del Palacio citada por Hardman en el fragmento del libro actualizado, Guillermo no asiste regularmente a la iglesia, limitando su participación a ocasiones como Navidad y Pascua.
El diagnóstico de cáncer de Kate ha sido un desafío significativo para los príncipes de Gales, que han intentado manejar la situación de manera privada por el bienestar de sus hijos. No obstante, al gran impacto personal que tiene una noticia así en cualquier persona, Kate y Guillermo le sumaron las consecuencias de su exposición pública, teniendo que manejar una gran crisis de imagen y una oleada de especulaciones y fake news antes del anuncio oficial de la enfermedad.