Los afectados por la DANA en la Comunidad Valenciana han vivido uno de los momentos más desgarradores ante la pérdida de sus casas, la desaparición de más de 1.900 personas, como adelantó ElDiario.es, y la muerte de al menos 200 más. Pero, sin duda, lo peor ha sido sentirse abandonados, a pesar de la ayuda voluntaria del ejército francés este sábado, y los trabajos de la Guardia Civil y la UME.
Los destrozos por la lluvia torrencial dejaron las carreteras intransitables durante los primeros días. Esto impidió la llegada de ayuda directa por parte de otras comunidades, que se sintieron impotentes ante la inacción de los gobiernos competentes. De este modo, los ciudadanos crearon numerosos puntos de recogida en diferentes ciudades españolas para enviar alimentos, ropa y otra ayuda imprescindible.
Este es el caso de Andrea Carramolino y Raquel Ort, dos jóvenes valencianas que viven en Madrid. Y es que, debido a la cancelación de trenes y el colapso en las carreteras, se vieron envueltas en la creación de uno de los primeros puntos de recogida en el centro de la ciudad. “Queríamos ir a Valencia inmediatamente a ayudar”, confesó Raquel a Infobae España.
“Han perdido comercios, sus casas”
Catarroja es uno de los municipios, situado al sur de la provincia, más afectados por la DANA. Asimismo, sus habitantes han tenido que lidiar con esta tragedia e involucrarse activamente en todas las labores de recogida. Pues ha sido uno de los pueblos más marginados de esta catástrofe, en lo que respecta a ayuda profesional.
Así, cuando se enteraron de lo que estaba pasando, y de la falta de ayuda por parte de las autoridades, Andrea y Raquel decidieron tomar cartas en el asunto. La primera de ellas, es original de Catarroja y sus allegados han vivido momentos de verdadera agonía: “Su tía, por ejemplo, estuvo desaparecida durante horas sin saber nada de ella y la encontraron que había pasado la noche durmiendo en una fábrica en un polígono industrial”, relata Raquel.
Además, tanto amigos como familiares “han perdido comercios, sus casas”. Igualmente, la casa de Andrea “está inundada y embarrada”. Por este motivo, las amigas decidieron partir, el pasado sábado 2 de noviembre, a Catarroja para ayudar en todo lo posible a sus habitantes.
Una gran acogida
Ambas califican lo sucedido como “un desastre absoluto”. A pesar de estar lejos de sus hogares, no han dudado en poner su casa como lugar de recogida para ayuda. Lo que ninguna de ellas esperaba, es que lo que en un principio iba a ser solo un lugar provisional para almacenar comidas y otros víveres, se terminase convirtiendo en uno de los primeros puntos más grandes del centro de la capital. Concretamente situado cerca del Intercambiador de Avenida de América, en la calle Prádena del Rincón, 2.
Muy agradecidas y con esperanza, no han dejado de trabajar en ello. Raquel decía: “Ha sido increíble la cantidad de gente que ha venido. Lo difundimos todo a través de redes sociales, y la gente lo ha ido compartiendo por WhatsApp, X, y nos han incluido en listas oficiales de puntos de recogida en Madrid”. A esto, su amiga, Andrea, añadía: “No esperábamos la acogida, la verdad, y ha sido espectacular”.
“No vienen a ayudarnos”
Las valencianas se coordinaron con “uno de los concejales de Catarroja, para que nos asegurasen el acceso”. De hecho, a la llegada a la comunidad fueron escoltadas por la policía para asegurar su llegada lo antes posible. Y es que, “a nivel particular, muchos pueblos están bloqueados, pero por la carretera de momento no esperamos encontrar problema”, declaró Raquel el sábado 2 de noviembre.
En su caso, han podido socorrer a los vecinos de Catarroja, pero inciden que “en Paiporta, en Aldaia, en Torrent, en Villar del Arzobispo, en muchísimos pueblos que no está llegando la ayuda. Eso es lo más importante”. Tanto bomberos como miembros del ejército “están esperando a que les den órdenes. No vienen a ayudarnos”.
Aunque se ha producido un gran movimiento entre comunidades, insisten en que “necesitamos ayuda profesional de equipos profesionales preparados para sacar cadáveres y mover coches que la gente normal no puede hacerlo”. Asimismo, es fundamental marcar medidas de higiene y de protección. “No podemos hacerlo todo” afirma Raquel.
A la espera de otro viaje
Desde que les llegó la noticia, Raquel y Andrea han llevado tres furgonetas a Valencia en dos trayectos de ida y vuelta. Ahora, muy concienciadas de la situación, siguen pidiendo ayuda y esperan poder viajar de nuevo a la Comunidad Valenciana el viernes, 8 de noviembre. “Necesitamos bombas de achique”, han comentado en sus redes sociales.
De nuevo, la lluvia se está apoderando de las calles de los pueblos valencianos y aunque las jóvenes agradecen la ayuda recibida hasta ahora, siguen a pie de cañón intentando conseguir más herramientas y recursos. “Admitimos donaciones, alquiler, compra. Toda maquinaria es útil”, han difundido en redes. Y de nuevo, “material para limpiar, rastrillos, palas, espátulas para empujar el barro, linternas, botas de agua”. Además, han recalcado la importancia de un calzado adecuado, debido a la contaminación por combustible y otros residuos del agua y el barro: “Está todo muy infectado y muy sucio”.