La titularidad conjunta de cuentas bancarias es una práctica común que facilita la administración de fondos compartidos entre dos personas, como parejas, familiares o socios. Sin embargo, cuando uno de los titulares fallece, surgen una serie de procedimientos legales y bancarios específicos que determinan el destino de la cuenta y el acceso a los fondos. En una cuenta conjunta con dos titulares, la norma general establece que el titular superviviente pasa a ser el único titular de la cuenta y, por tanto, tiene pleno derecho de acceso a los fondos. Sin embargo, para asegurar este acceso, el titular superviviente deberá presentar al banco ciertos documentos clave, como el certificado de defunción del titular fallecido y, en algunos casos, una prueba de identidad.
La rapidez con la que el titular superviviente puede acceder a los fondos depende en gran medida de la política interna del banco y de la documentación presentada. A menudo, es usual que el banco congele temporalmente la cuenta hasta que se complete este trámite, para proteger los fondos de posibles reclamaciones de herederos o acreedores. Por ello, es fundamental que el titular superviviente se comunique con el banco tan pronto como sea posible tras el fallecimiento, a cuentas de recibir orientación específica sobre los pasos necesarios para desbloquear la cuenta.
Responsabilidad sobre las deudas de la cuenta y cambio de titular
Un aspecto importante que debe tener en cuenta el titular superviviente son las deudas asociadas a la cuenta conjunta. En muchas jurisdicciones, los titulares de cuentas conjuntas asumen responsabilidad solidaria sobre cualquier deuda pendiente. Esto significa que el banco puede reclamar al titular superviviente el pago de dichas deudas, independientemente de que el fallecido fuese quien las hubiera contraído. En caso de existir deudas pendientes, el banco podría exigir su cancelación antes de liberar el acceso completo a los fondos. La responsabilidad del titular superviviente variará en función de la normativa aplicable y de los términos específicos del contrato bancario.
Una vez gestionado el acceso a los fondos, el titular superviviente puede optar por realizar un cambio en la titularidad de la cuenta, eliminando el nombre del titular fallecido o bien añadiendo un nuevo titular. Este cambio de titularidad se hace directamente en el banco y suele requerir la presentación de documentos como el certificado de defunción y, en ciertos casos, un testamento o declaración de herederos. Estos procedimientos aseguran que la cuenta quede correctamente registrada y facilita el acceso a los fondos en el futuro.
Procedimientos adicionales en casos de herencia
Aunque el titular superviviente suele adquirir pleno control sobre la cuenta, en ocasiones los herederos del titular fallecido podrían reclamar parte de los fondos en base a derechos hereditarios. Esto puede ocurrir si el fallecido aportó la mayor parte del dinero a la cuenta conjunta y existen herederos legales que soliciten la inclusión de estos fondos en el caudal hereditario. En estos casos, puede ser necesario iniciar un proceso de sucesión o una división judicial del caudal hereditario, en el que se determine si los herederos tienen derecho a una porción de los fondos.
Para resolver estas posibles reclamaciones, los herederos deben presentar documentación que los acredite como tales, como una declaración de herederos o un testamento. Si bien estas situaciones no son habituales en cuentas con dos titulares, pueden producirse si la cuenta incluye cantidades sustanciales o si la aportación inicial provino mayormente del fallecido. Aunque en muchos casos no hay obligación fiscal sobre las cuentas conjuntas, en situaciones específicas las autoridades fiscales pueden considerar que los fondos deben tributar como parte del caudal hereditario. Este punto depende de la normativa fiscal vigente y, por ello, es recomendable consultar con un asesor fiscal para obtener información precisa.
Para facilitar el proceso de gestión de la cuenta en caso de fallecimiento de uno de los titulares, es aconsejable que los titulares conjunten realicen una planificación previa. Esto incluye revisar el contrato bancario para entender las responsabilidades que ambos adquieren y, en caso necesario, designar beneficiarios o especificar los términos de uso de la cuenta en un acuerdo escrito. También se recomienda mantener los documentos necesarios actualizados, ya que esto facilitará el acceso y la gestión de la cuenta al titular superviviente.