¿Con cuánta antelación podemos predecir el tiempo y por qué es imposible hacerlo con total exactitud?

La predicción meteorológica no es sencilla ni precisa, pero se actualiza ante cualquier cambio y hay umbrales que se activan con tiempo suficiente para tomar decisiones

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Una persona fotografía el mar embravecido, mientras el viento mueve la melena a su acompañante. (M. Dylan / Europa Press)
Una persona fotografía el mar embravecido, mientras el viento mueve la melena a su acompañante. (M. Dylan / Europa Press)

Nuestros protocolos no han sido suficientes o nuestro mensaje no ha calado, porque en la mañana del martes, cuando ya llevaba varias horas el aviso rojo activado, la vida en la ciudad era absolutamente normal, como si no fuese a pasar nada y como si no hubiera ningún tipo de riesgo”. Con estas declaraciones y con mirada cabizbaja, José Ángel Núñez, jefe de la delegación de la Comunidad Valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), contaba que los protocolos habían fallado. No podrían imaginar la magnitud del que se han convertido en el mayor desastre natural de la historia de España, pero el aviso rojo se había activado mucho antes de que se desatara el caos y la vida continuó como si nada.

La predicción meteorológica no es sencilla ni precisa, pero se actualiza ante cualquier cambio y hay umbrales que se activan con tiempo suficiente para tomar decisiones. En el Plan Meteoalerta se establecen los criterios específicos para la emisión de avisos de fenómenos meteorológicos adversos con umbrales claros. El aviso rojo se activa ante “tormentas muy fuertes que por sus características excepcionales puedan tener un alto impacto”. Por eso, desde la Aemet insisten en que los pronósticos meteorológicos eran claros y que alertaron de la llegada de la DANA. Pero, ¿cómo sabían que llegaría y que sería de gran impacto?

Cómo se prevé una DANA

En un hilo de X (antes Twitter), la Agencia detalla cómo funciona el “complejo proceso científico y técnico en que se basa el método de elaboración de la predicción moderna del tiempo y que se usa para la predicción de una DANA”. Para empezar, explica que la atmósfera es un fluido en rotación cuyo movimiento se describe mediante la ecuación de Navier-Stokes, una ecuación sin solución exacta. Para resolverla, se hacen aproximaciones, despreciando ciertos términos según la escala atmosférica. Además, se incorporan otras ecuaciones como las de termodinámica y microfísica de nubes.

“La atmósfera es un sistema caótico”, explican, lo que significa que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden alterar significativamente la evolución prevista.

Para predecir el tiempo, se requiere conocer el estado actual de la atmósfera en una escala de cientos de kilómetros y en distintos puntos. Aunque el meteorólogo Richardson estimó que se necesitarían 64.000 personas para realizar estos cálculos a nivel mundial. Por eso, hoy en día se utilizan ordenadores que dividen el área de estudio en una malla de cálculos que divide todo el territorio. Cuantos más puntos se incluyan, más tiempo y recursos se necesitan para resolver las ecuaciones, señalan, y aun así, no se puede conocer con total precisión el tiempo del día siguiente.

La atmósfera abarca escalas temporales desde segundos hasta meses y espaciales desde centímetros hasta kilómetros, lo que hace imposible abarcar todas las escalas, incluso con los mejores ordenadores. Por ello, se utilizan “predicciones probabilísticas”, especialmente para fenómenos meteorológicos complejos como una DANA, por eso desde la Aemet “se emiten informes especiales para determinadas fechas debemos constantemente actualizar las predicciones, debido a que las predicciones pueden ir cambiando a lo largo de la semana”.

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