Los desajustes entre la oferta y la demanda de empleo en España siguen siendo los mayores de la UE, lo que provoca que millones de personas no puedan acceder a un empleo aunque quieran o no puedan hacerlo con la intensidad que desearían.
Desde 2022, España registra creaciones de empleo más potentes que la media de la UE y la temporalidad contractual ha caído en picado por la reforma laboral de 2022 hasta converger con los países del entorno. Esto provoca una imagen general positiva de la evolución del empleo, pero la situación de partida del mercado laboral español era peor y continúa siéndolo, especialmente si se analizan indicadores alternativos y más completos del aprovechamiento de la fuerza de trabajo.
Así lo refleja la estadística de holgura laboral que publica Eurostat, un término que mide “la oferta de mano de obra sin atender”, es decir, hace referencia a todas las necesidades de empleo no satisfechas. Para ello se basa en cuatro indicadores: desempleados; trabajadores a tiempo parcial subempleados; personas que buscan trabajo, pero que no están inmediatamente disponibles, y personas disponibles para trabajar, pero que no están buscando empleo activamente. España se encuentra como el país de la UE con mayor holgura laboral, con 4.915.000 personas con una oferta de empleo insatisfecha en el segundo trimestre de 2024, lo que supone el 19,4% de la fuerza laboral ampliada. La holgura en la media de la UE se sitúa en el 11,7%.
El principal motivo de la elevada cifra de España se debe a tener la mayor tasa de desempleo. De los casi cinco millones de personas frustradas por el empleo en España, 2.847.000 están desempleadas y 1.109.000 trabajan a tiempo parcial porque no encuentran un empleo a tiempo completo. Otras 703.000 están disponibles para trabajar, pero no buscan activamente, los conocidos como ‘desanimados’, y 255.000 están buscando, pero no están disponibles inmediatamente. Los motivos entre estos últimos suelen ser estar cursando alguna formación, tener responsabilidades de cuidado y presentar enfermedad o discapacidad.
Según explica Eurostat, estos datos ayudan a comprender cuánta fuerza laboral está disponible, pero no es completamente productiva, e informan de la dinámica del empleo y de la “salud general de una economía” porque “una holgura baja sugiere que la economía explota de manera óptima la entrada de mano de obra suministrada”. A pesar de que España ha mantenido la primera posición en el ranking de la holgura laboral, ha mejorado notablemente en los últimos años y marca la menor cifra de la serie histórica disponible que, no obstante, empieza en el primer trimestre de 2009, tras el estallido de la crisis financiera. El máximo se alcanzó en el segundo trimestre de 2013, cuando la fuerza laboral desaprovechada alcanzó las 9.094.000 personas.
La elevada holgura es un síntoma más del complicado emparejamiento laboral en España, ya que conviven uno de los menores niveles de vacantes de la UE con la mayor tasa de desempleo. En concreto, España solo registra 147.823 vacantes en los datos oficiales en el segundo trimestre de 2024, lo que implica una tasa del 0,9%, la cuarta menor de la UE, mientras marca una tasa de paro del 11,2%, la más elevada de los 27. Aunque esto no impide que se den problemas para cubrir determinados puestos, como expresa el sector de la hostelería de manera reiterada y empresas que buscan perfiles tecnológicos muy cualificados.
Afecta más a mujeres y a jóvenes y deriva en pobreza laboral
Las necesidades de empleo no satisfechas afectan más a las mujeres y a los menores de 30 años, llegando la tasa de holgura al 23,8% en el caso de ellas frente al 15,3% de los hombres, una de las brechas más elevadas de la UE, y al 32,9% entre los jóvenes de 15 a 29 años. La brecha de género se replica incluso en esta franja de edad, siendo la tasa de las mujeres jóvenes 3,5 puntos superior a la de los hombres. Esto se debe a dos motivos principales: la tasa de paro es más elevada entre las mujeres y los jóvenes, presentan mayor rotación en los empleos y tiene más incidencia de la parcialidad indeseada.
Las causas que llevan a estas tasas son múltiples y van desde la distancia entre la formación cursada y lo requerido por las empresas, a las condiciones laborales ofertadas, los cuidados y la falta de eficacia de los servicios públicos de empleo para cualificar y recolocar a los parados. El principal problema diferencial entre las mujeres es la parcialidad indeseada que la reforma laboral apenas ha logrado reducir. En el tercer trimestre de 2024, el 46,1% de las mujeres ocupadas a tiempo parcial trabajaban parcialmente por no haber podido encontrar un empleo a tiempo completo, solo cuatro puntos menos que en el mismo periodo de 2019.
Esta falta de intensidad en el empleo, que también se produce por alternar periodos de empleo y desempleo, deriva en pobreza laboral. Más de dos millones de trabajadores en España son pobres y, según explica Lucía Gorjón, doctora en Economía e investigadora de Iseak, un 30% de ellos habían trabajado al menos siete meses al año. “Prácticamente no hay hogares pobres si todas las personas trabajan al 100% de su potencial”, señala en la red social X.