Los pasajeros que volaban de Valencia a Milán este pasado lunes tuvieron que enfrentarse a un pasajero errático que acabó por retrasarles dos horas. Hay pocas cosas que añadan un componente tal de tensión y miedo como viajar en avión. Situaciones que en tierra están normalizadas y, aun pudiendo ser desagradables y motivo de disgusto suelen quedar en anécdota, se convierten en experiencias potencialmente terroríficas de suceder dentro de una máquina voladora. Por ejemplificar: no es lo mismo cruzarse con una rata paseando en la calle que hacerlo cuando se está encerrado temporalmente en un cilindro metálico a más de 10.000 metros de altura.
Algo así tuvo lugar este lunes 28 a bordo del vuelo FR7471 Valencia-Milán de Ryanair: un italiano provocó que el avión regresase a su origen menos de una hora después de despegar por su comportamiento errático y violento, de acuerdo con la información publicada en el medio Virgilio Notizie.
Según la reconstrucción de los hechos detallada en el Corriere della Sera, el Boeing 737 despegó a las 13.59 de Valencia pero, apenas veinte minutos después, tuvo que dar media vuelta y volver a aterrizar en el aeropuerto levantino a las 14.42.
De acuerdo con las declaraciones de los pasajeros recogidas por Varesenews, el hombre “bebía cerveza", “escuchaba música a todo volumen", y comenzó a molestar y acosar a algunas pasajeras, llegando incluso a tratar de encenderse un cigarrillo. Además, ya durante el despegue se desabrochó el cinturón de seguridad y trató de moverse de su asiento, en contra de las indicaciones de seguridad más básicas de los aviones.
Varios pasajeros cuestionaron al comandante del vuelo, ya que el hombre habría mostrado evidencias de inestabilidad y causado problemas incluso antes de embarcar, por lo que, teniendo en cuenta lo estricta que es la seguridad en los aeropuertos, no se le debería haber permitido siquiera subir al avión en primer lugar.
Los testimonios del resto de pasajeros detallan cómo el hombre reaccionó, entre gritos y maldiciones, al darse cuenta de que el avión regresaba. Según los viajeros, empezó a bramar “¡quiero ir a Milán!“, exigiendo que la aeronave volviese a dar la vuelta a pesar de haber ignorado todos los intentos de apaciguarle de la tripulación y el resto de clientes de la aerolínea.
La Guardia Civil intervino para arrestarlo
La tripulación del avión avisó a la Guardia Civil ante su retorno, y el pasajero problemático fue obligado a salir del avisón y arrestado nada más aterrizar, según explicó Ryanair en una nota, que leía también “Pedimos disculpas sinceras a los pasajeros por cualquier inconveniente causado por el comportamiento rebelde de este pasajero, que estaba fuera del control de Ryanair. Ahora el asunto recae en la policía local“.
Viajar en avión suele ser un ejercicio de paciencia. Entre el tiempo que hay que pasar en el aeropuerto para facturar, hacer check-in, y esperar para embarcar, uno suele acabar el proceso empapado de cansancio, dolor corporal, y una nube de mal humor sobre las cejas. El aire acondicionado, el murmullo constante del motor y los pasajeros, y el tener que pasar horas sentado son, por su cuenta, una mala receta. Uno solo puede imaginar lo frustrante de la situación vivida por los pasajeros del avión que tuvieron que enfrentarse a, además de todo el cansino proceso habitual, un pasajero errático que se decidió por incordiar.