Un hombre con dolores y náuseas muere de un infarto en Urgencias y ahora Sanidad pagará 20.000 euros a la pareja porque el triaje lo hizo una administrativa

Fue atendido inicialmente por una administrativa en las Urgencias del centro de salud, quien no notificó a la facultativa de los síntomas que presentaba el paciente, sino que lo remitió a la sala de espera por encontrarse la médica atendiendo a otros pacientes

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Una imagen de archivo de una señora espera en silla de ruedas en el Complexo Hospitalario Universitario. (Agostime / Europa Press)
Una imagen de archivo de una señora espera en silla de ruedas en el Complexo Hospitalario Universitario. (Agostime / Europa Press)

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha ordenado al Servizo Galego de Saúde (Sergas) indemnizar con 20.000 euros a la pareja de un hombre que falleció de un infarto en el centro de salud de atención primaria de Lalín, Pontevedra, en septiembre de 2019. El fallo sostiene que se produjo una pérdida de oportunidad que pudo influir en su muerte a que el triaje en urgencias fue realizado por una administrativa y no por personal médico.

La secuencia de eventos comenzó cuando el paciente, que experimentaba dolores abdominales, de testículo y náuseas, llegó al centro de salud alrededor de las 13:24 horas. Fue atendido inicialmente por una administrativa, quien no notificó a la facultativa de los síntomas que presentaba el paciente, sino que lo remitió a la sala de espera por encontrarse con la médica atendiendo a pacientes con cita programada. Debido a esta falta de comunicación, dice la sentencia, el afectado no recibió una evaluación médica urgente que pudiera haber determinado la gravedad real de su condición.

A medida que pasaban las horas, el hombre se fatigaba de esperar y pedía atención urgente nuevamente. Sin embargo, no fue inmediata, y optó por programar una cita para esa misma tarde, rechazando una ofrecida para las 15:00 horas a favor de otra a las 18:50. Lamentablemente, decidió abandonar el centro y regresar a su casa mientras esperaba su cita.

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Cuando fue finalmente llamado a las 14:48, ya había dejado el centro. Más tarde, al volver para su cita por la tarde, se dirigió directamente hacia la sala de espera. Fue en ese momento, mientras esperaba a ser llamado por su médica de cabecera, que se desmayó de manera inesperada. A pesar de recibir asistencia inmediata y de la movilización de un helicóptero medicalizado del 061, el hombre falleció tras 45 minutos de esfuerzos de reanimación infructuosos.

Falta de comunicación entre el médico y la administrativa

El tribunal consideró que la menor oportunidad de salvación del paciente se debió a la falta de comunicación entre la administrativa y el médico personal. En su fallo, los magistrados indicaron que “las oportunidades o expectativas para el enfermo habrían sido otras” si un médico hubiera evaluado directamente la situación del paciente desde su llegada.

El alto tribunal gallego invocó la doctrina de la pérdida de oportunidad, que se refiere a la privación de una expectativa razonable de un resultado distinto si se hubiera accionado de manera diferente. La sentencia destaca que la actuación de la administrativa, al no considerar graves los síntomas descritos por el paciente, provocó una desfase en la atención que podría haber alterado el resultado.

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A pesar de que la administrativa clasificó la consulta como urgente, no escaló la situación al médico personal. Los jueces remarcaron que esto representaba una pérdida crucial de oportunidad para el paciente, quien, bajo un escrutinio médico, podría haber recibido tratamiento con mayor celeridad. El fallo del TSXG, aunque concluyente en su condena al Sergas, no es firme. Existe posibilidad de interponer un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Este caso pone en relieve la importancia de la formación adecuada y de asegurar que el personal idóneo esté presente para realizar valoraciones críticas en contextos de urgencia.

Además, resalta la necesidad de revisar y reforzar los protocolos de triaje y comunicación de síntomas en los centros de salud, especialmente en la atención primaria, donde cualquier retraso o malentendido en la comunicación médica puede tener consecuencias trascendentales.

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