El nombre de Aitana Bonmatí forma parte de la historia del fútbol a nivel nacional e internacional. A sus 25 años, la jugadora del Fútbol Club Barcelona y de la Selección Española se ha consolidado como una de las futbolistas más destacadas del mundo. Tanto es así que, a su corta edad, la deportista ya ha sido galardonada con dos Balones de Oro, una distinción que la coloca en la élite del fútbol internacional.
La centrocampista empezó a dar sus primeros pasos en el fútbol con tal solo 7 años, jugando en equipos mixtos en su pueblo natal. Cinco años después, fue fichada por el Fútbol Club Barcelona y se incorporó a La Masía, la famosa cantera del Barça. Sus destrezas con el balón, su perseverancia y su gran mentalidad la han llevado a alcanzar la cúspide del fútbol femenino. Aunque la vida de Aitana gira en torno al deporte, lo cierto es poco se conoce de su vida personal. ¿Cuál es su lado menos conocido?
La historia de su apellido
La catalana cuenta con una interesante visión del mundo y una gran familia que le ha acompañado en cada paso que ha dado. Nacida en Sant Pere de Ribes (Barcelona) el 18 de enero de 1998, Aitana también guarda una importante lucha detrás de su apellido. Y es que Bonmatí es el apellido de su madre y no es el de su padre.
Cuando nació, sus padres Rosa y Vicent, ambos profesores de lengua y literatura catalana, decidieron ponerle el apellido materno primero. Pero, en aquel entonces, la ley aún no lo permitía, por lo que no tuvieron más opción que registrar a Aitana con los dos apellidos maternos. Eso sí, su lucha fue tal que, incluso, llegaron a la televisión. En 1999, la madre de la futbolista apareció en el espacio Bon día Catalunya, donde contó su historia y reivindicó su caso. Con la nueva ley aprobada en 2019, volvieron a reinscribirla con el apellido de su madre primero y el de su padre después.
Grandes pasiones y compromisos sociales
Pese a que podría decirse que Aitana se ha dedicado por completo a alimentar sus conocimientos deportivos. Y es que tiene una consolidada formación académica orientada al mundo que tanto ama. Después de cursar el Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, realizó un Máster en Gestión Deportiva en el Johan Cruyff Institute.
Desde muy pequeña, sus padres siempre le inculcaron el poder de la intelectualidad. Tanto es así que Aitana creció en un hogar donde la lectura y el conocimiento eran fundamentales. “Siempre he estado muy vinculada a los estudios, sobre todo a las lenguas. Ellos, desde bien pequeña, me han inculcado el tema de la lectura. De hecho, la casa de mis padres no sé si es una casa o una biblioteca, y el hecho de leer y seguir aprendiendo me viene de su parte”, comentó en una ocasión la futbolista. Además, ha publicado un libro autobiográfico, Aitana Bonmatí: Totes unides fem força!, cuyo prólogo escribió el jugador Xavi Hernández, su ídolo.
Al margen de su faceta académica, Aitana es una persona muy comprometida con diferentes causas sociales. Es colaboradora de varias ONGs y, además, es embajadora de ACNUR. De hecho, siempre intenta condenar injusticias, como hizo al recibir el premio a Mejor Jugadora del Año por la UEFA, donde disparó contra el abuso de poder tras lo ocurrido entre Luis Rubiales y Jennifer Hermoso: “No debemos permitir los abusos de poder ni las faltas de respeto”.
Más allá de sus títulos y premios, lo cierto es que la catalana también disfruta de actividades más sencillas como son la lectura, la música, en especial la música catalana y tocar la guitarra, viajar y pasar tiempo con sus amigos de toda la vida, quienes le mantienen “con los pies en la tierra”, tal y como confesó en una entrevista para Vogue. Los que la conocen, la describen como una “chica de costumbres” que compra cada día el pan en la panadería de su pueblo, así como un pastel de limón, y cuya bebida favorita es el té matcha, tal y como desvela El Periódico. Además, siempre que tiene un fin de semana libre, se va de escapada con sus amigos y no hay viaje en el que no lleve sus dos juegos de mesa favoritos, el Jenga y el Dixit.