Elegir la mejor fórmula para rescatar el plan de pensiones ahorra al inversor miles de euros en impuestos

Liquidarlo en forma de capital supone un mayor hachazo fiscal, mientras que hacerlo con rentas periódicas tributa menos

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Varios pensionistas juegan al dominó en un parque de Madrid.
Eduardo Parra - Europa Press
Varios pensionistas juegan al dominó en un parque de Madrid. Eduardo Parra - Europa Press

Rescatar un plan de pensiones supone cumplir con Hacienda y pagar los impuestos que los partícipes se han ahorrado con las aportaciones realizadas durante la vida del plan. No obstante, y aunque es inevitable pagar al fisco, pueden seguir estrategias para minimizar el impacto fiscal sobre el capital recibido. Optar por la que mejor se adecúe a las finanzas del ahorrador “es vital”, advierten los analistas, y más ahora, que a partir del 1 de enero de 2025 los ahorradores podrán recuperar el dinero acumulado en sus planes de pensiones y los intereses generados cuando las aportaciones tengan más de 10 años de antigüedad, es decir todo el capital acumulado hasta el 31 de diciembre de 2025.

Al rescatar los planes de pensiones se tributa en la base general del IRPF como rentas del trabajo a un tipo que, en la escala estatal, oscila entre el 19% y el 47%. Esta tributación es diferente a la de la mayoría de productos de inversión, que tributan como renta del ahorro y lo hacen a unos tipos de entre el 19% y el 28%.

Para pagar menos impuestos, los analistas aconsejan que aproximadamente un año antes de jubilarse los partícipes de un plan de pensiones deben calcular qué pensión van a cobrar o si van a contar con ingresos extras durante su retiro, como alquileres, que subirían su tipo marginal al tributar. A aquellos que puedan vivir durante un tiempo solo con su pensión y sus ahorros, los analistas en pensiones les recomiendan no rescatar el plan y dejarlo invertido para seguir beneficiándose de los mercados y obtener un capital mayor.

Los riesgos del rescate

Rescatar por rescatar no tiene sentido, excepto para hacer frente a una necesidad perentoria o porque tenemos posibilidad de invertir en algún activo que creemos que nos va a dar una mayor rentabilidad, pero recordando que tenemos que tributar en el IRPF por lo rescatado”, señala Enrique Devesa, profesor de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

En la misma línea está Sergio Ortega, analista de Vdos, para quien hay casos en los que “por necesidad serán necesarios estos recates, pero más allá de estas situaciones, es importante tener en cuenta el objetivo inicial con el que se comenzó el ahorro, que no es otro que el de complementar la pensión, y el rescate de forma anticipada va a suponer en muchos casos, además de perder este colchón para la jubilación, una tributación a un tipo más alto que el aplicable en el momento de la jubilación”.

También argumenta que al rescatar “perdemos la posibilidad de seguir generando rentas que nos ayuden a aumentar nuestra capacidad económica”, por ello “salvo caso de necesidad, el rescate de los ahorros debe dejarse para el momento de la jubilación”.

Ventajas fiscales

Otra de las ventajas de no rescatar es que los partícipes pueden seguir desgravándose por las aportaciones, ya que el capital invertido en planes reduce la base imponible del IRPF con un límite de 1.500 euros anuales. Con ello, el partícipe pagará menos impuestos y puede que hasta baje de tramo de retenciones, con lo que el ahorro será aún mayor.

Los que finalmente decidan liquidar el plan tienen que evitar hacerlo el mismo año de su jubilación, ya que lo normal es que el salario sea más alto que la pensión y ello hará que el partícipe pague más impuesto por el capital ingresado del plan de pensiones. A efectos del IRPF, el plan es como un segundo pagador.

Una pareja de pensionistas españoles. (REUTERS/Jon Nazca)
Una pareja de pensionistas españoles. (REUTERS/Jon Nazca)

Recate en forma de capital, el que más se tributa

El ahorrador debe elegir entre tres fórmulas al rescatar su plan: en forma de capital, en la que se recibe todo el dinero acumulado y los intereses de una sola vez; mediante rentas periódicas, que permiten repartir la tributación en varios años, o en forma mixta, en la que se cobra una parte en forma de capital y la otra en forma de renta.

La fórmula de capital es la menos eficiente fiscalmente, es decir, con la que el partícipe paga más impuestos al concentrar el impacto fiscal en un solo año. Además, tributa a un tipo marginal muy alto, entre el 19% y el 47%. No obstante, en opinión de Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (Ocopen), es la más conveniente para aquellos que acumulan aportaciones anteriores a 2007, ya que “pueden aprovecharse de los incentivos fiscales como los del régimen transitorio para aportaciones realizadas antes de 2007, que permite reducir el 40% del rescate”. Eso sí, esta reducción solo se puede aplicar una vez y siempre que el rescate del plan se haga en el plazo de dos años desde la jubilación o la contingencia que motivó el rescate.

Desde Abante ponen el ejemplo de un partícipe que saca 20.000 euros del plan de pensiones de aportaciones anteriores a 2007 y en forma de capital. En este caso solo tendrá que tributar en el IRPF por 12.000 euros, mientras que los 8.000 restantes están exentos.

Renta, la estrategia más barata

Liquidar el plan en forma de renta penaliza fiscalmente menos a los partícipes que hacerlo en forma de capital, ya que permite repartir el pago de impuestos en distintos años. Se paga menos porque el IRPF es un impuesto progresivo y al cobrar menos cada año es más difícil llegar a los tramos más altos. En caso de que el ahorrador no tenga otros ingresos durante la jubilación, debe rescatar una cantidad que no supere los 12.000 euros al año para no tener que pagar impuestos.

Además, al elegir esta modalidad los analistas recomiendan calcular muy bien la renta que se quiere percibir al mes, ya que es importante no traspasar la cantidad que lleve al partícipe a tributar en otro tramo del IRPF con un porcentaje impositivo superior. En este caso el partícipe puede elegir entre distintas modalidades de renta como las aseguradas temporales o vitalicias, las de cuantía y duración garantizada o las rentas financieras, cuya cuantía o duración dependen de la evolución del valor y rentabilidad del fondo de pensiones.

En este sentido, Miguel Ángel Menéndez, director del área de previsión social de Mercer, señal que “la decisión debe de ser en todo momento individual, pero es cierto que cobrar los derechos acumulados en forma de renta siempre reduce el tipo marginal que percibirlo de una sola vez en forma de capital”.

También Enrique Devesa cree que hay que tener en cuenta que el plan de pensiones “tributa como rendimiento del trabajo y a nuestro tipo marginal del IRPF. Por eso, la decisión de elegir una modalidad u otra para cobrar el rescate depende del resto de ingresos de cada uno, pero retirar todo lo acumulado de una sola vez va a suponer tener que reservar una parte importante de lo que hayamos cobrado para pagar el IRPF del año siguiente”. A su juicio, “la cantidad concreta depende de los otros ingresos que entran en la base imponible y de la tarifa del impuesto que haya ese año”.

La tercera opción al liquidar un plan de pensiones es la fórmula mixta con la que el partícipe recibe una parte de su dinero en forma de capital y la otra en forma periódica.

Estas son todas las pensiones que tienen paga extra de verano.

Una diferencia de 4.424 euros

Antes de elegir la estrategia más adecuada para rescatar el plan hay que hacer cuentas, aconsejan los analistas, ya que la diferencia puede suponer pagar miles de euros más en impuestos. En concreto, 4.424 según un ejemplo de los analistas de Abante, que inciden en que cuando se realiza un rescate en forma de capital, la base imponible se incrementa y se pagan más impuestos en un mismo año. Mientras que cuando se usa la fórmula de renta se pagan menos impuestos al rescatar cantidades más pequeñas, pero durante más tiempo. Por ello, en este último caso, “siempre nos interesaría calcular qué cantidad rescatamos cada año para no saltar de tramo”, señalan.

Ponen el ejemplo de una persona que se jubila con una pensión pública que se aproxime al máximo -unos 36.000 euros brutos anuales- y tiene 80.000 euros en planes de pensiones, con 70.000 de aportaciones anteriores a 2007. Puede rescatar en forma de capital esos 70.000 para beneficiarse de la reducción y dejar los 10.000 restantes invertidos.

En este caso, contando con que esa pensión implica unos 7.000 euros en impuestos, al sumar el tipo medio que pagamos en impuestos en el rescate y el dinero del plan, tributaría por la pensión y por 42.000 euros del plan -no pagaría impuestos por 28.000 euros por la reducción del 40%-. Así, el coste de rescatar sería de 16.576 euros, a un tipo del 23,69% por euro rescatado.

Mientras que si ese partícipe decide rescatar todo el dinero de una sola vez pagaría impuestos por esos 42.000 euros, más los 10.000 de las aportaciones que no tienen derecho a reducción, de forma que el coste del rescate se eleva a 21.000 euros, pagando un tipo medio del 26,17%.

Otro factor importante es evitar rescatar el plan de pensiones en pérdidas. Para ello, los expertos recomiendan empezar a rescatar primero los planes invertidos en activos más conservadores, con menor expectativa de rentabilidad.

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