Comprender el comportamiento animal ha sido siempre uno de los objetivos científicos que se quiere descubrir, sobre todo con la explosión, en los últimos años, de la adopción de animales domésticos. A pesar de que hay diferencias más que evidentes, también se pueden encontrar grandes similitudes y conexiones que nos permiten entender mejor, no solo a nuestras mascotas, sino a los animales en general.
Como ya se sabe, los seres humanos tendemos al aislamiento social a medida que se envejece. Pero, ahora, los investigadores han descubierto que no somos los únicos animales que tienden a este comportamiento. “En general, parece que hay un patrón muy general de individuos que se vuelven menos sociables con la edad”, ha dicho el Doctor Josh Firth, de la Universidad de Leeds y editor de una serie de 16 artículos de la revista Philosophical Transactions of the Royal Society Biological Sciences.
Los expertos que estudian animales, desde ciervos hasta insectos, desde los monos hasta los pájaros, han revelado una gran cantidad de comportamientos sobre la relación entre la edad y las conexiones sociales. También se han estudiado las posibles causas y consecuencias que dicha tendencia puede tener tanto para los humanos como para los animales.
“Es posible que las personas mayores estuvieran menos conectadas socialmente porque no necesitan compartir información de la misma manera que como lo hacían cuando eran jóvenes”, ha explicado Firth. “También puede ser porque les evita contraer infecciones”, ha añadido el profesor, algo que les podría venir bastante bien si su sistema inmunológico se ha ido debilitando con los años.
Es cierto que desvincular la vida social puede tener consecuencias graves para la salud del anciano, pero también “deberíamos considerar los beneficios potenciales”, ha señalado Firth.
“Estudiar cómo los animales han cambiado su comportamiento social a medida que envejecían tiene beneficios, ya que los científicos pueden seguir a los animales durante toda su vida, cosa que se presenta muy complicada en los humanos”, ha indicado Firth. Entre algunos de estos estudios, los investigadores han analizado los datos de más de 150 especies y han descubierto que los individuos más sociables viven más, tienen tiempos de generaciones más largos y ventanas reproductivas más largas.
En otra investigación, los científicos han estudiado a los gorriones domésticos, recopilando datos durante seis años donde han podido confirmar que los pájaros más viejos tenían círculos sociales más reducidos, aparentemente porque sus compañeros de la misma edad estaban muertos. Esta puede ser una explicación similar a la inclinación de aislarse por parte de los humanos.
Beneficios del aislamiento
Aunque una disminución de las redes sociales puede verse como algo negativo, por lo menos por la parte humana, también pueden encontrarse algunos beneficios en este comportamiento. Un estudio basado en las interacciones sociales observadas en los monos (macacos rhesus) ha desvelado que los miembros más mayores pueden reducir el riesgo de contraer enfermedades graves al estar menos conectados a los miembros de su manada.
“Descubrimos que, en general, es más probable que uno se infecte con estos primates a medida que envejece, pero eso puede compensarlo al no interactuar con tantos individuos”, ha explicado Firth. Entre las soluciones para evitar el aislamiento, las nuevas tecnologías podrían ser la respuesta para los humanos para no verse condicionados por esta inclinación y seguir disfrutando de las interacciones sociales sin el riesgo que puede suponer para un grupo comúnmente vulnerable ante las enfermedades y nuevos virus.