La arqueología brinda hallazgos interesantes que nos permiten descubrir cómo era la vida hace cientos e, incluso, miles de años. Estos investigadores trabajan constantemente con restos óseos que aportan información muy valiosa sobre antiguas civilizaciones: su gastronomía, los espacios en los que se relacionaban, las enfermedades que podían tener las personas en esa época, los ritos funerarios... Todo esto puede descubrirse a través de un análisis exhaustivo de los huesos que continuamente ven la luz en excavaciones arqueológicas en todo el mundo.
En ocasiones, el descubrimiento de estos restos óseos sirven para dilucidar cuestiones del pasado que aún resultaban un misterio: como es el hallazgo fortuito que un submarinista hizo tras sumergirse en las profundidades del océano y visualizar los cuerpos de dos buceadores que habían desaparecido hacía 30 años. Un grupo de investigadores ha publicado recientemente un estudio en la revista iScience en que el se revela un misterio de la época medieval noruega: la existencia del “hombre del pozo”.
Un vestigio de la veracidad de las sagas nórdicas
Los documentos antiguos que narran los acontecimientos históricos de un país son testimonios muy valiosos para conocer el pasado de una civilización, como es el caso de las sagas nórdicas. Especial importancia tiene la Saga de Sverris, un cuerpo medieval noruego en el que se describen los conflictos y guerras civiles de un periodo concreto de la historia del país: el reinado de Sverre Sigurdsson (1151-1202 d. C.). La obra, escrita por el propio rey y el abad islandés Karl Jonsson, es el texto por el que se conoce gran parte de la historia temprana de Noruega: las disputas por la sucesión al trono en el siglo XII y el alzamiento de Sverre, que afirmó ser el hijo del rey Sigurd Munn.
“El texto se extiende sobre un impresionante número de 182 versos y es único en su detallada descripción de numerosas batallas y en el relato de un gran número de individuos, consideraciones militares estratégicas y los numerosos discursos pronunciados por Sverre”, indican los investigadores. El documento cuenta con múltiples pasajes de cuya veracidad se ha dudado en algunas ocasiones. Sin embargo, con el reciente descubrimiento se ha confirmado la existencia de uno de los personajes mencionados en la obra.
Una de las historias que se relata en la Saga de Sverris ocurre en 1197: mientras el rey Sverre pasaba el invierno en Bergen, los Bagler, una agrupación política, lanzaron un ataque sorpresa contra la fortaleza de los Birkebeiner en el castillo de Sverresborg. Los asaltantes entraron por una puerta secreta mientras los residentes cenaban; asaltaron y saquearon el castillo, quemando todas las casa que había en el interior. De este hecho histórico se narra también un pasaje anecdótico: arrojaron el cadáver de un hombre al pozo de agua potable local con el fin de envenenar el agua y después lo llenaron con rocas.
El hombre del pozo
Un equipo de científicos comenzó en 1938 a examinar los restos humanos encontrados en un pozo del castillo de Sverresborg. En ese momento, el cuerpo no se había excavado del todo y continuaba bajo un agregado de piedras grandes, tal y como se mencionaba en la historia. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial poco después, los restos fueron olvidados y enterrados bajo botellas de vino y viejas municiones alemanas.
Más tarde, entre 2014 y 2016, comenzaron nuevas excavaciones: “Pensábamos que no había posibilidad de que quedara nada de los huesos, que habían sido aplastados”, explicó Anna Petersen, arqueóloga del Instituto Noruego para la Investigación del Patrimonio Cultural, al medio Washington Post. Pese a los temores, pudieron recuperar más del 90 % del esqueleto.
Tras la excavación, comenzaron con las pruebas para comprobar si los restos recuperados se correspondían con la historia de la saga noruega. Para ello, emplearon la técnica del carbono-14, utilizada en arqueología para la datación de especímenes orgánicos. Fue así como pudieron determinar que la muerte del sujeto se remontaba hacia 1197, justamente cuando ocurrió el saqueo del castillo de Sverresborg. Los científicos, a través de la secuenciación del genoma del cuerpo humano analizado, comprobaron que provenía de la región de Vest-Agder, además de que efectivamente era un varón y tenía entre 30 y 40 años.
“El hombre del pozo” es un personaje menor en la historia de la Saga de Sverris y no tiene una especial trascendencia en el trascurso del acontecimiento histórico, pero este hallazgo le ha conferido una mayor importancia: es un testimonio real de aquella batalla y revela que el pasaje del cadáver dentro del pozo de agua es verídico. De esta manera, un hombre sin nombre ni apellidos conocidos se ha convertido en una pieza fundamental para conocer la fidelidad del texto escrito noruego con respecto al hecho histórico ocurrido a finales del siglo XII en el país escandinavo.