Japón se ha convertido en uno de los destinos más llamativos para los turistas: su herencia cultural, sus tradiciones milenarias, sus templos budistas y su gastronomía atraen cada año a miles de viajeros que buscan entre sus calles experiencias únicas y totalmente distintas a las que pueden encontrarse en otros países. Tanto es así que son muchos los extranjeros que, sorprendidos por el país nipón, deciden hacer las maletas y mudarse definitivamente allí.
Esto es lo que hicieron Dani y Evan Benton, una pareja de estadounidenses que quiso dar un cambio a su vida fuera de su país. Tras cinco años en las afueras de Nueva Orleans, donde tenían una pequeña granja urbana en la que cultivaban su propio huerto, criaban gallinas y abejas y vendían huevos y miel, decidieron vender su propiedad y embarcarse en una nueva aventura lejos de Luisiana e incluso de Estados Unidos. “Con el tiempo nos dimos cuenta de lo mucho que queríamos una existencia más rural y autosuficiente. No podíamos permitirnos hacer algo a la escala que queríamos en Estados Unidos, así que decidimos soñar en grande y mirar otros países”, explica Dani en CNBC Make It. La pareja abandonó sus empleos (ella dirigía un negocio de fotografía y él era masajista) y, aprovechando que Evan hablaba español y japonés, se marcharon de Estados Unidos: primero estuvieron en México, donde durante quince meses se encargaron de cuidar casas y mascotas. A principios de 2023 dieron el salto al continente asiático.
Una mudanza a 10.000 kilómetros
Dani y Evan emigraron a Japón y, gracias a una visa Startup, destinada a ayudar a extranjeros a establecer negocios en el país japonés, pudieron comprar una casa abandonada por 7.500 dólares. La propiedad, construida en 1953, había estado abandonada durante 10 años y la pareja vio la oportunidad perfecta para convertirla en una casa de huéspedes.
Quisieron mantener el estilo tradicional de la vivienda, que cuenta con enormes vigas de madera, carpintería entrelazada, techos de tejas, puertas corredizas con mosquiteros y suelo de tatami. Tras una buena limpieza y restauración de seis meses, en la que los propios Dani y Evan participaron activamente para ahorrar algo de dinero, la Benton Guesthouse estaba lista: la pareja pagó por la renovación, la licencia de alquiler y las comodidades de la vivienda 29.000 dólares.
El alojamiento, situado en la isla de Ōmishima, abrió sus puertas a los viajeros en noviembre de 2023 y desde entonces les ha reportado unos ingresos de 14.000 dólares. Dani asegura que más de la mitad de las reservas proceden de grupos de ciclistas, aunque sus clientes también suelen ser parejas o viajeros solitarios.
Segunda casa abandonada
La pareja está muy contenta con su nuevo negocio, que completan con una granja de abejas que les permite producir y vender miel: “La mudanza es la mejor decisión que hemos tomado en nuestra vida”. Tanto es así que Dani y Evan compraron una segunda casa abandonada cerca de la anterior en septiembre de 2023, por 18.500 dólares: “Con nuestro presupuesto no habría sido posible hacer esto en Estados Unidos”, asegura Dani Benton, ya que la compra de los dos inmuebles les ha costado únicamente 26.000 dólares (unos 24.000 euros).
Actualmente, esta segunda vivienda se ha convertido en su residencia principal y se encuentran en proceso de renovarla y rehabilitarla. “La isla de Ōmishima nos hizo sentir como en casa desde el momento en que llegamos. A estas alturas, no podemos imaginarnos vivir en ningún otro lugar”.