A lo largo del pasado 25 de octubre, tres viviendas de la aldea francesa de Beauvais sufrieron daños en sus tejados. No fueron incidentes cualquiera, ya que, según los residentes, fueron provocados por el aterrizaje de distintas aeronaves y en momentos diferentes del día. Uno de los vecinos, Steven Desmelliers, recuerda los hechos a la perfección: “Estaba subiendo mi motocicleta a mi camión, que estaba estacionado justo enfrente. Cuando un avión pasó cerca del techo, se levantaron las tejas y cayeron sobre el vehículo y sobre nosotros, que apenas tuvimos tiempo para ponernos a cubierto y que no nos golpeasen”. Casi parece sacado de Destino Final, aunque en este caso los protagonistas tuvieron más suerte.
Los accidentes de avión son una extrañeza muy infrecuente y con muy pocas probabilidades de suceder: los daños sufridos por las viviendas del pueblo francés de Beauvais no se deben a colisiones ni a escombros, sino a un fenómeno de la aerodinámica esencial para el funcionamiento de las máquinas voladoras llamado efecto suelo, que tiene lugar cuando un avión se dispone a aterrizar y que puede explicarse como un aumento de la presión en el ala inferior del vehículo cuando este se acerca a la superficie, lo cual provoca grandes movimientos de viento, según recoge France 3. Es así como los aviones con destino Beauvais provocan daños en las viviendas debido lo mucho que se acercan a éstas al aterrizar: el aeropuerto de Paris-Beauvais recibe su nombre por ser directamente colindante con un pueblo homónimo, del cual está separado solamente por una carretera de doble sentido, quedando la pista de aterrizaje a poco más de un kilómetro de las viviendas más cercanas.
Más de 50 aviones al día sobrevuelan los barrios
De acuerdo con Steven Desmelliers, el incidente se debe a que “el avión no pasó por su ruta” ya que, según añade “siempre pasa por el lateral de la casa, pero este pasó justo por encima”. Y es que los residentes de la zona serán ya expertos en la materia y deben saber tanto como los controladores del aeropuerto, ya que, según un vecino de Laversines, otro pueblo a pocos kilómetros de Beauvais y algo más lejos del aeródromo, “cuando tenemos alrededor de cincuenta aviones pasando durante el día, esta repetición pone a prueba el sistema nervioso, estamos hartos”: vivir justo al lado de un aeropuerto no es fácil, entre el ruido y los incidentes de este tipo.
El incidente sufrido por Steven Desmelliers es el segundo en dos semanas. Según Hortense Gattaud, su pareja, “ya hemos tenido que sacar 1.300 euros del bolsillo para reparar nuestro tejado”, porque su seguro no cubre los daños al considerar que fueron causados por terceros en el desarrollo de su actividad profesional y que, por tanto, el susodicho debe asumir la responsabilidad de pagar por las reparaciones. A pesar de esto, ni la aerolínea ni el aeropuerto asumieron la carga. Sin embargo, y según Hortense, “la policía de transporte estuvo allí anoche y también esta mañana. Filmaron el techo con drones y comunicarán toda la información al prefecto y al operador que gestiona el aeropuerto” por lo que aún está por ver como se resolverá la situación para la desafortunada pareja.
Según Dominique Lazarski, la presidenta de ADERA, una asociación de defensa del medio ambiente para los residentes en áreas urbanas cercanas al aeropuerto, tampoco es la primera vez que sucede algo así, ya que “Hubo al menos tres incidentes del mismo tipo en 2011, 2015 y 2020″. Recuerda, además, como uno de los vecinos “quedó traumatizado” y otro acabó “clavando sus tejas al techo” como medida extrema ante los aviones incesantes.
Algunos residentes han emprendido acciones legales. La dirección del aeropuerto de Beauvais, por su parte, fue contactada por France Info y no ofreció ningún comentario, pero la Policía de Transporte continúa con su investigación de los hechos.