La construcción de viviendas públicas es uno de los temas más candentes de la actualidad. El problema de la vivienda cuenta a día de hoy con muchos frentes abiertos, y uno de ellos es la escasa oferta de residencias a las que, quienes no son turistas, pueden aspirar. Causa suficiente para que, en España, algunas comunidades autónomas como Cataluña hayan anunciado una especial financiación para este tipo de obras.
Sin embargo, un caso bastante sonado en la comuna de Gennevilliers, en Francia, ha recordado, dentro y fuera de sus fronteras, que el reto de la vivienda pública no es solo una cuestión de construcción, sino de mantenimiento. Y es que allí, donde el 70% de los habitantes viven en una vivienda pública, se ha visto cómo la cuestión no es solo ofrecer un alojamiento asequible sino asegurar, también, que este se dé en unas condiciones higiénicas y de seguridad acordes con la dignidad humana y los derechos que de ella se derivan.
“Tenemos inundaciones repetidas y el agua cae todos los días”, explica una vecina de uno de los edificios afectados. En un reportaje realizado por la cadena de televisión francesa BFM TV, ha mostrado cómo en su apartamento las paredes están muy perjudicadas por las goteras y las humedades, hasta el punto de tener un color amarillento. El techo también parece a punto de desmoronarse.
“No me siento seguro”
Su urbanización es la de Raymond Aubrun. Esta vecina y otros residentes comentan que, desde hace tres años, las filtraciones se han ido sucediendo cada vez con más frecuencia, hasta el punto de que vivir en condiciones insalubres se ha convertido en algo cotidiano para varios de los inquilinos de la zona. “El arrendador prometió venir a repararlo, pero no se ha hecho nada. Hemos tenido más de 30 inundaciones”.
También, a pocos kilómetros de la urbanización, otra comunidad protesta por las condiciones de sus viviendas, en la zona del reconocido Écoquartier République, un distrito que parte de un proyecto de transformación del espacio urbano para hacerlo más verde.
Sin embargo, los problemas con la calefacción y el agua caliente están poniendo peros a la experiencia. “Yo vivo en un apartamento donde no me siento seguro... Puede hacer mucho frío en cualquier momento hay ratones o ratas deambulando”, relata uno de los residentes.
Tasas demasiado altas del Estado
A raíz de esto, un número considerable de ciudadanos de Gennevilliers, los cuales demandan una serie de obras que, de momento, no se están realizando. Varios edificios del parque de vivienda pública tienen más de 50 años y, sin embargo, no h sido rehabilitado. El Ayuntamiento, responsable de su gestión, ha asegurado que la razón por la que no se ha hecho es por “el Estado”, que “roba cada año 1,2 millones de euros de las arcas” de la empresa municipal responsable.
“Ralentiza todas las obras de renovación y la capacidad de renovación de los propietarios”, aseguran desde el consistorio. “Al arrendador le faltan más de 11 millones de euros”. Una situación que se agrava, además, con la grave crisis inmobiliaria que atraviesa también el país galo, dificultando aún más la rehabilitación de los apartamentos donde, eso sí, la gente seguirá viviendo en las condiciones que llevan años denunciando.