El lugar más profundo del mundo al que un humano puede descender: 4 km bajo tierra, calor extremo y más de 20 muertos en su historia

Los trabajadores deben descender durante 90 minutos, aquipados con ropa protectora y equipos de respiración de emergencia

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Vista general de la mina Mponeng (REUTERS/Siphiwe Sibeko/File Photo)
Vista general de la mina Mponeng (REUTERS/Siphiwe Sibeko/File Photo)

Teniendo en cuenta que llegar al centro de la Tierra sería imposible sin convertirse en una masa humeante de ceniza (o menos), esta mina de oro situada en Sudáfrica es la mejor alternativa. Julio Verne no sabía esto, pero la mina de Mponeng, situada a unos 65 km al sudoeste de Johannesburgo, es la más profunda del mundo, ya que desde su entrada a su punto más hondo hay unos imponentes 3.891 metros, aunque sean “solo” 2.062 por debajo del nivel del mar. Ojo, no es el agujero de creación humana más profundo, ya que los rusos ostentan esta hazaña con su pozo superprofundo de Kola, de más de 12 kilómetros de profundidad, sino el punto más profundo al que un ser humano puede acceder, ya que, más abajo, las condiciones son letales.

Las condiciones en esta mina ya son extremas: para llegar a sus profundidades, el equivalente en distancia a 13 torres Eiffel apiladas una encima de otra, los trabajadores toman un ascensor que tarda 90 minutos en alcanzar el final. Ahí, en lo más hondo, la piedra alcanza los 60º C. Ya que la mayor temperatura ambiente que puede soportar el ser humano antes de empezar a sufrir las consecuencias se sitúa alrededor de los 50º Celsius, la mina cuenta con “sistemas de ventilación avanzados y una planta de refrigeración” para “mantener condiciones de trabajo viables enviando aire fresco, hielo y agua fría a los túneles artificiales “, según aporta Energía África. Además, los trabajadores están equipados con ropa protectora y aparatos de respiración de emergencia.

Mina de Mponeng (Getty Images/Gallo Images)
Mina de Mponeng (Getty Images/Gallo Images)

Una mina que ha provocado 22 muertes hasta hoy

El calor no es el único peligro: a esas profundidades, el ser humano se encuentra expuesto al riesgo de sufrir barotrauma, un tipo de lesión a los tejidos del cuerpo provocada por cambios repentinos en la presión o una diferencia entre la presión del interior del cuerpo y el espacio a su alrededor, sea gaseoso o líquido. Además, aparte del peligro que suponen las condiciones físicas y ambientales de las profundidades de la mina, también ha demostrado su letalidad el movimiento de las placas tectónicas: en marzo de 2020, la mina tuvo que detener su producción debido a un terremoto que mató a tres mineros a unos 3,5 kilómetros de la superficie, según informa el medio británico NS Energy. El suceso más trágico, sin embargo, tuvo lugar en 1999, según recuerda el medio South Africa History Online. Los trabajadores perforaron accidentalmente un bolsillo de gas metano inflamable durante los esfuerzos de excavación, lo cual resultó en una explosión que provocó la muerte de 19 personas.

A pesar de su evidente peligrosidad, esta mina lleva operativa desde 1986, deteniendo su producción en ocasiones puntuales como el accidente antedicho o la pandemia del Covid-19, que provocó el cierre temporal de la excavación. Es, además de la mina más profunda del mundo y de las minas de oro más grandes, la segunda más productiva de Sudáfrica y la cuarta en el mundo entero, con una producción anual de 18,5 toneladas de oro.

En la industria minera, sin embargo, no todo son beneficios, ya que, aparte de extraerse tanto oro, también supone un foco de emisiones nocivas para el medioambiente que, además, fue señalado por Marcos Orellana, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Tóxicos y Derechos Humanos, como una causa de grandes daños medioambientales.

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