La sociedad contemporánea cuenta con innumerables pasatiempos. Los hay pequeños y grandes, es decir, que uno, en su tiempo libre, puede optar por irse a la montaña, o simplemente encender el móvil estirado en su sofá. En los periódicos, en los anuncios de internet, los posibles planes se acumulan: ir al cine, pasarse por el teatro, asistir a un concierto. Más allá, quedan los planes que siempre ‘cuadran’: quedar con los amigos, visitar a la familia.
Pero, ¿y si nada de eso nos apetece? ¿Y si nos apetece probar algo diferente? Entonces, quizá surja la idea: ¿por qué no probar una escape room? Con este nombre se conoce a un tipo particular de espacio en el que una o varias personas son —voluntariamente, por supuesto— encerradas para, con unas herramientas concretas o en un determinado tiempo, intentar salir. Algo así como un juego de detectives, en el que pista a pista hay que encontrar aquello que resuelva el misterio.
Pero quizá lo de “juego de detectives” se quede corto. Hoy en día, en las escape rooms, uno puede ser mucho más que un investigador. Puede ser un aventurero, un mafioso, un superhéroe, un cazador de fantasmas, puede ser uno mismo, o por resumirlo de otro modo, puede ser quien quiera. Durante unos cuantos minutos, unas cuantas horas, los ‘escapistas’ deberán centrarse únicamente en encontrar la forma de salir, y para ello deberá fundirse con la historia que la escape les plantee.
El concepto parece funcionar, ya que en unos pocos años, el número de salas en España, el número de salas abiertas se ha multiplicado por cuatro. Si hace 20 años nadie sabía lo que era una escape room, ahora hay más de 1.500 solo en España. De simples salones con objetos escondidos a grandes escenarios en los que incluso hay efectos especiales y actores contratados. Un amplio catálogo que ha atraído a gente de todo tipo: familias, amigos, turistas... y cómo no, gente a la que se le da muy, pero que muy bien.
Cazadores de ‘escapes’
María y Carlos se definen como “jugadores sin más”. Tal vez lo sean, pero en cualquier caso, son también jugadores a los que tener en cuenta. Se conocieron hace seis años y medio, y al ver que compartían su afición por las escape rooms, decidieron, al poco tiempo de conocerse, realizar un viaje a Barcelona para pasarse unas cuantas. Desde entonces, ya han jugado a cerca de unas 1.200 salas, una cifra estratosférica que muy pocas parejas en España —ellos recuerdan solo dos— pueden superar. “Somos conscientes de que somos de las personas del mundo que más hemos jugado”, reconocen, “pero es nuestro hobbie y nos gusta ser modestos y pasar desapercibidos. No solemos decir de primeras cuántas salas hemos jugado”.
“Siempre que vamos a una nueva ciudad o a un nuevo país, investigamos las mejores escape rooms que podemos hacer”, explican. Jugar a estas salas no es su trabajo, sino una afición, por lo que aprovechan los fines de semana, los puentes y las vacaciones para jugar a diferentes salas. “Preparamos rutas para hacer tres o cuatro escape rooms al día”. Buscan, a través de distintas listas y rankings, las atracciones con mejor puntuación, tanto fuera como dentro de nuestro país: “A nivel nacional lo jugamos todo”.
A día de hoy les llaman diferentes diseñadores y constructores de salas para que las prueben y les digan qué se puede mejorar. “Confían en nosotros, en que vamos a darles buenas ideas, recomendaciones y que vamos a promocionarles”. A cambio, no reciben ningún dinero, pero si las fechas se lo permiten, no dudan en hacerlo por la misma razón por la que, cuando alguien les pide por redes sociales (@cazadoresdeescapes) o desde su página web alguna recomendación, contestan inmediatamente: les encantan las escape rooms, y les encanta compartirlas con los demás.
Cuentan, además, con el aliciente de que “España es uno de los mejores países del mundo”. “Grecia es también muy famosa, pero sobre todo por las escapes de terror”, añaden. Este tipo de salas se comenzaron a ver hace menos de dos décadas en países como Estados Unidos o Japón, pero ha sido en Europa donde se han asentado con más fuerza y donde hay, para ellos, “una mayor concentración de calidad”. “Las mejores salas del mundo están también en la zona de Bélgica y Países Bajos”.
Las mejores salas del mundo
Sin embargo, cuestionados por las mejores salas en concreto a las que han jugado, Carlos y María nombran, entre otras, una que se encuentra a las afueras de Vitoria. Siguiendo recto por la calle Barratxi y pasando la Avenida de los Olmos, hay un lugar de peregrinación para muchos y muchas aficionados a las escape rooms. Una gran nave, que espera con un letrero a aquellos peregrinos que, ya porque les queda cerca o porque han oído hablar de ella, deciden acercarse. De hecho, quienes más conozcan sobre este mundo, no tardarán en reconocer el letrero: Mayto Kingdom.
“Abrimos en 2021″, cuenta Alberto, uno de sus gerentes. Él y Maialen decidieron abrir este complejo, o como lo llaman ellos, “reino mágico”, en 2021. Poco antes, la pandemia había acabado con un proyecto que justo acababan de empezar -”muy mal, muy mal”, recuerda Alberto-, así que su nueva nave en Vitoria fue como “empezar de 0″. En seis meses, pintaron, decoraron, construyeron durante día y noche un espacio cerrado en el que dar forma a la idea que tenían, siempre con un punto de incertidumbre si tanto esfuerzo se vería recompensado con la satisfacción de quienes jugaran a esa escape.
Pero por suerte, y sobre todo por mérito, Tu también soñarás fue un auténtico golpe sobre la mesa en el sector. Ganaron todos los premios nacionales que se daban a la mejor sala, e incluso lograron obtener el premio a la Mejor escape room del mundo, algo que puso el foco sobre su atracción. La sala gustaba, y mucho, hasta el punto que, después de correrse la voz, tienen una lista de espera de meses -incluso más allá del próximo verano- para poder jugarla.
Tras Tu también soñarás, que contaba con la particularidad de ser una sala de miedo y solo para adultos, llegaron otras, esta vez para todos los públicos. Con la más reciente, Una aventura de leyenda, han vuelto a triunfar en las competiciones nacionales. “Hay gente que se escapa del trabajo para venir”, cuenta Alberto, “también vienen de otros países, de Alemania o Canadá, por ejemplo, grupos muy fanáticos y también dueños de otras escape rooms”.
Esto de visitar lo que hacen los demás es algo que ellos también practican. Solo que, por su parte, tienen unos intereses que quizá se salen un poco de lo que cabría esperar. “Nos encanan los parques temáticos y siempre intentamos pasarnos por algunos”. En realidad, ellos llaman a las distintas salas de su nave “atracciones”, porque se salen del esquema clásico del jugador que tiene que escapar del lugar en un tiempo concreto. “Les dejas que poco a poco lo vayan sacando, y si se atascan, les puedes dar algunas pistas”.
La emoción de Mayto Kingdom, entonces, reside más bien en cómo está construido el espacio. En la decoración, la historia y los puzles. “Nos curramos los planos, los guiones, los gráficos que cada vez son más como de videojuego... lo pensamos todo desde la cabeza del jugador”. Por eso van a los parques de atracciones. Porque es ese espacio del que los jugadores no quieran salir -aunque ese sea el objetivo- lo que pretenden construir. “Suelen ser cosas fuera de nuestro alcance, económicamente hablando, pero siempre intentamos darle una vuelta”.
Un sector reciente pero muy extendido
Alberto y Maialen fueron de los primeros en dedicarse a crear escape rooms en España, hace unos diez u once años. “La primera que abrí fue en Bilbao”, recuerda él. “Me fui del estudio de decoración en el que trabajaba y me tiré un poco a la piscina”. Cuando se lo contó a sus seres queridos, estos no creyeron que fuera buena idea: “‘A la gente le gusta ir de bares, no te van a dar dinero por encerrarse’, me decían”.
También María y Carlos se suelen enfrentar a este tipo de incredulidad cuando comparten su afición. “‘¿Hay tantas?’, nos preguntan”. Ellos responden afirmativamente, y además intentan siempre animar a la gente a que pruebe a jugar alguna. “Todavía es algo que no es muy, muy conocido”, lamentan. “La gente cuando hace planes va al cine o a conciertos y no piensan en hacer escapes. Es algo nuevo, que se va conociendo poco a poco”.
Además, también creen que hay mucha gente que no se atreve en un primer momento porque creen que “no van a ser capaces, o que lo harán mal, o que pueden quedar en ridículo”. Para ellos, nada más lejos de la realidad. Es precisamente el reto lo que más les gusta, “darle un poco al coco”. “Es un sector muy bonito, las salas te hacen trabajar en equipo, pensar y abrir la mente”.
@gibaescape "Una Aventura de Leyenda" de Mayto Kingdom En Vitoria Escape room inspirado en videojuegos como Tomb Raider o películas como Indiana Jones #escaperoom #escaperooms #planesvitoria #ocio #vitoria #tombraider #indianajones #laracroft #topescaperooms ♬ Música Epica Inspiradora - Yuli ambient
Alberto también cree que, pese al crecimiento del número de salas, el sector aún no está muy consolidado. “Menos de lo que me gustaría”, precisa. Y es que, si en pandemia tuvo que cerrar, ahora se encuentra con un reto totalmente opuesto: “Los jugadores cada vez piden más de las salas, y es muy difícil que sea rentable”. A él y a Maialen les va muy bien, pero son conscientes de que es un sector “arriesgado”. Aun así, siguen haciéndolo, trabajando día a día para ofrecer nuevas experiencias. “Lo que más nos llena es que la gente, que llevaba mucho tiempo esperando, salga y nos diga que ha valido la pena esperar”.