Octubre y noviembre son los mejores meses para hacer las maletas y disfrutar de unas vacaciones. Al no ser temporada alta, habrá menos turistas, se podrá caminar por las calles sin sentir el agobio de la multitud, visitar los monumentos sin esperar largas colas o gozar de la increíble sensación de bañarse en soledad en el mar, en definitiva, se podrá descubrir el destino con más tranquilidad.
Uno de esos lugares ideales para descubrir en otoño es el increíble país insular de las Seychelles, ya que, en esta temporada sus temperaturas están en su mejor momento y los vientos fuertes presentan un fuerte descenso. Este estado sorprende a sus visitantes con múltiples playas de arena blanca, aguas cristalinas, una vida salvaje, naturaleza y una vibrante mezcla de culturas.
Un paraíso de agua y arena
Seychelles es el país más pequeño de África, con una superficie de 455 km². Es estado archipielágico del Océano Índico lo componen 115 islas e islotes, de las que sólo 30 están habitadas. Su capital y ciudad más grande es Victoria en Mahe (es la capital más pequeña del mundo). A principios del siglo XXI, contaba con el PIB nominal per cápita más alto de todos los países africanos. Desde que lograra su independencia del Reino unido en 1976, pasó de tener una sociedad principalmente agrícola a una economía diversificada caracteriza, entre otras industrias, por el turismo.
Sus más de cien islas presumen de tener paisajes increíbles que quitan el habla y cortan casi la respiración. El estado recibe a sus visitantes con unas aguas espectaculares de un atractivo color turquesa y fondos marinos de gran riqueza que han de ser explorados, ya sea buceando, o simplemente haciendo snorkel.
No hay destino más idílico que las Seychelles. Con sus playas blancas y su mar cristalino, se convierten en la escapada ideal para aquellas personas que quieran alejarse del ajetreo y el ruido de la ciudad. Este destino es el lugar ideal para disfrutar de una naturaleza imponente, done las única preocupación del viajero debe ser la de nadar entre los arrecifes de coral, hacer senderismo para caminar entre imponentes árboles y podeer avistar las increíbles aves.
Un complejo de islas tropicales
Este maravilloso destino vacacional es un complejo de islas tropicales con una esencia pura de fantasía. En las aguas que rodean las islas hay más de 1.000 especies marinas registradas. El clima es húmedo, clasificado como bosque tropical lluvioso. Las temperaturas varían poco a lo largo del año, las mínimas no suelen bajar de unos agradables 24ºC. En noviembre, el ambiente es más bien húmedo, sin embargo, el termómetro oscila entre los 24ºC y los 30ºC. Eso sí, en algunos momento, el mercurio puede alcanzar los 38ºC.
Es uno de los principales países del mundo centrados en la protección de tierras para especies amenazadas, ya que, destina el 42% de su territorio a la conservación. Al igual que ha sucedido con múltiples ecosistemas insulares frágiles, se produjo una pérdida de la biodiversidad cuando los humanos se asentaron en la zona. Como consecuencia, hubo que lamentar la pérdida de la mayoría de las tortugas gigantes y la extinción de especies como el periquito de las Seychelles o el cocodrilo de agua salada.
Las zonas más populares: pequeño paraísos en medio del mar
A pesar de que haya 115 islas (41 graníticas interiores que componen la espina dorsal de la oferta turística del país y las islas coralinas remotas), destacan tres por ser las más visitadas y las que mayor oferta de servicios concentran: Mahé, Praslin y La Digue.
Mahé
Con una extensión de 152 km², es la isla más grande y la más poblada del archipiélago, con más de 88.000 personas que constituyen el 90% de la población total de Seychelles. Cuando los franceses colonizaron Mahé, sus únicos residentes eran los cocodrilos y las tortugas gigantes.
Las playas de este enclave son paraísos de aguas cristalinas y arena blanca y suave que suelen encontrarse prácticamente desiertas -más aún en esta época-. El turista sólo escuchará la brisa marina marina y del rugir de las olas. Cada una tiene un carácter que la hace especial aunque todas tienen un denominador común: parecen sacadas de una postal.
Praslin
Es la segunda isla más grande, situada a 40 kilómetros de Mahé. Además de sus increíbles arenales, este enclave cuenta con otras visitas imprescindibles como el Vallée de Mai: un espectacular parque natural en el que ver enormes palmeras y descubrir el Coco de Mer, una especie de coco endémica de Seychelles y única en el mundo.
La Digue
Fue bautizada con el nombre del barco de los primeros colonos franceses que poblaron la isla en 1768. Con el paso de los años, se convirtió en uno de los principales centros de producción de copra (los frutos del coco) y de vainilla. Aunque, hoy en día, es el turismo su principal fuente de ingresos. Es el destino idóneo para las personas que buscan conocer las Seychelles en su esencia, es decir, poder tratar con los locales. La Digue también es conocida por sus .