Para Isabelle (nombre falso), su jubilación no refleja los años y los logros de su carrera profesional, lo que le ha dejado un sentimiento de insatisfacción. Esta ex enfermera francesa de 63 años cobra 720 euros de pensión y, según recoge el medio de su país Capital, sufre porque esto no refleja en absoluto los 40 años de esfuerzo y dedicación que ha invertido en su profesión. Su caso ilustra el sentimiento de muchos otros jubilados en Europa, especialmente en España.
La carrera profesional de Isabelle comenzó en el año 1983, con contratos en diferentes centros de salud. Durante los primeros diez años acumuló mucha experiencia, pero por una decisión personal interrumpió su carrera profesional. Su marido por aquel entonces tuvo una oferta de trabajo en el extranjero y decidió acompañarlo. Allí se dedicó al voluntariado y realizó trabajos temporales que ahora no se han contabilizado para su pensión.
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El matrimonio regresó a Francia en 2007, y entonces Isabelle quiso volver a los centros de salud en los que había trabajado antes de marcharse. Con la situación económica tan inestable que tenía, se vio obligada a aceptar trabajos temporales en lugar de un puesto fijo con mejores condiciones. Era consciente de que la reforma de pensiones en Francia, que elevaba la edad de jubilación de 62 a 64 años, le iba a afectar directamente, y aun así tomó la decisión de jubilarse a los 62 años y tres meses. De ahí la cantidad tan baja que cobra cada mes.
En la actualidad, sin embargo, su pensión le ha hecho reflexionar sobre si las decisiones que tomó a lo largo de su vida fueron las correctas. “A pesar de que tengo una carrera completa, siento que mi pensión no refleja el trabajo que he realizado”, destaca Isabelle. Esta sensación de injusticia se ha convertido en una carga emocional que la acompaña diariamente.
Poder subsistir gracias a su marido
Aparte del conflicto emocional, Isabelle se enfrenta también a una situación de incertidumbre económica. Aunque su marido recibe una pensión de 4.500 euros al mes, ella se esfuerza en reducir sus gastos lo más posible para vivir sólo de su pensión: compra en tiendas de segunda mano y organiza su presupuesto con cuidado, pues es consciente de que en algún momento podría quedarse sola y depender únicamente de sus propios ingresos, ya que su marido está enfermo y en una situación de dependencia. Teniendo en cuenta que su pensión es de 720 euros, apenas cubrirían sus gastos básicos. Una cifra que está muy por debajo de lo que esperaba tras su esfuerzo laboral, y que le hace cuestionarse si el sistema de jubilaciones realmente compensa a quienes han dedicado su vida al trabajo.
El cuidado de los hijos
La reforma de la ley de pensiones en 2023 afectó a la situación de Isabelle, ya que elevó la edad de jubilación de 62 a 64 años. Ella cumplió con la nueva edad mínima de 62 años y tres meses para poder jubilarse, lo que le llevo a no poder recibir la revalorización que aumentaría su ingreso 50 euros más al mes. “Es frustrante saber que uno tiene que esperar aún más para una mejora tan pequeña. Siento que he trabajado tanto para tan poco”, comenta con resignación.
Isabelle también lamenta que sus años dedicados al cuidado de sus hijos no fueran valorados adecuadamente. Tuvo tres hijos y se vio forzada a dejar su carrera en un momento clave por los altos costes de la guardería, lo que ha tenido una repercusión en sus años de cotización. Aunque destaca que el sistema le otorga un 10% más a las pensiones de las personas que tienen tres hijos, en su opinión, “la pensión no contempla los sacrificios de las madres trabajadoras que, como yo, han debido interrumpir su carrera para cuidar de sus familias”.
La situación de salud de su marido también influyó en su decisión de retirarse antes de lo que había planeado, ya que perdió autonomía e Isabelle tuvo que hacerse cargo de sus cuidados. Su intención principal era seguir trabajando hasta los 64 años, pero su compromiso con su esposo la llevó a optar por una jubilación anticipada.
Para Isabelle, la preocupación por su futuro económico va de la mano con la incertidumbre que experimentan sus hijos. Como madre, se preocupa de que algún día ellos necesiten de su ayuda económica. Hoy en día, aunque su marido cubre sus necesidades, Isabelle anticipa un futuro más complejo.