El procedimiento de incapacidad laboral permite a muchos españoles abandonar el mundo del trabajo cuando su salud no les permite continuar. Esta prestación económica no es sencilla de obtener: se debe demostrar una disminución de las capacidades necesarias para llevar a cabo tu profesión habitual o cualquier otra a raíz de un accidente o enfermedad.
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Pero no siempre se consigue y, en ocasiones, las razones de los tribunales para denegarlas indignan al público general. El caso de una mujer con cáncer cuya solicitud de incapacidad permanente fue rechazada ha generado gran controversia. Según el tribunal médico, su apariencia no reflejaba la gravedad de su enfermedad. El abogado de la mujer compartió en redes sociales que la doctora del tribunal argumentó que la solicitante estaba “demasiado maquillada y arreglada” para parecer enferma, según informó Fidelitis, un despacho especializado en incapacidades laborales. “Le dijo directamente que iba demasiado maquillada y demasiado de peluquería, como para que pareciese que padecía algún tipo de enfermedad grave. Y así lo reflejó incluso en el informe médico”, asegura el letrado en el vídeo.
Conseguir la incapacidad laboral
La incapacidad permanente es una prestación económica que otorga la Seguridad Social a trabajadores que, tras un tratamiento médico, presentan limitaciones severas que les impiden desempeñar su labor de manera adecuada. Sin embargo, la concesión de estas pensiones suele depender del juicio del tribunal médico y de la administración, lo cual resulta en que más del 53% de las solicitudes sean denegadas, según datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Sin embargo, el bufete de Fidelitis asegura que a Seguridad Social deniega más del 90% de las solicitudes de pensiones por incapacidad laboral permanente presentadas anualmente.
En España, la Seguridad Social gestiona diversos tipos de incapacidad laboral, diferenciando principalmente entre la incapacidad temporal y la incapacidad permanente. La incapacidad temporal, comúnmente conocida como baja laboral, es un subsidio diario que compensa la pérdida de ingresos mientras el trabajador está impedido para trabajar y recibe atención médica. Esta situación es, por definición, transitoria y tiene un límite máximo de duración. Una vez finalizado el tratamiento médico, se espera que el trabajador pueda reincorporarse a su puesto de trabajo.
Las causas que pueden llevar a una incapacidad temporal son variadas, incluyendo enfermedad común, enfermedad profesional, accidente laboral y accidente no laboral. Dependiendo de la causa, los requisitos para acceder a la baja médica y la cuantía del subsidio pueden variar. Por otro lado, la incapacidad laboral permanente se reconoce cuando un trabajador, tras recibir tratamiento médico o como consecuencia de un accidente, presenta reducciones anatómicas o funcionales graves que disminuyen o anulan su capacidad laboral.
El proceso para obtener esta prestación empieza con la apertura de un expediente y la evaluación del trabajador por una autoridad médica. Posteriormente, un tribunal compuesto por profesionales de la salud emite un veredicto que la administración toma en cuenta para decidir si se concede la pensión. En caso de denegación, el solicitante tiene la opción de recurrir la decisión. Los autónomos también tienen derecho a prestaciones por incapacidad temporal o permanente, aunque deben cumplir ciertos requisitos y su acceso a coberturas puede estar limitado según el grado de invalidez.