Los dos herederos que nunca cobrarán su herencia: la mujer fallecida les incluyó en el testamento pero lo cambió para dejar todo a una “sobrina lejana”

Los demandantes defienden que Ángeles fue manipulada en sus últimos meses de vida por Magdalena, beneficiaria final de sus bienes

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Imagen ilustrativa de un reparto de herencia vía judicial. (Foto: Shutterstock)
Imagen ilustrativa de un reparto de herencia vía judicial. (Foto: Shutterstock)

La Audiencia Provincial de Navarra ha confirmado la decisión del Juzgado de Primera Instancia de Pamplona respecto a un controvertido caso sucesorio que deja sin efecto las aspiraciones de herederos iniciales para beneficiar a una tercera persona, calificada como “sobrina lejana”. La sentencia cierra un litigio que se originó en torno al testamento de Ángeles, una mujer de 84 años de Pamplona quien, según los demandantes, fue manipulada en sus últimos meses de vida para cambiar la disposición de sus bienes.

En el inicio del proceso, Leocadia y Emiliano, considerados amigos cercanos de la fallecida, presentaron una demanda en la que solicitaban la anulación del último testamento de Ángeles, hecho en julio de 2020, y la validez del realizado en febrero del mismo año. En el testamento de febrero, Leocadia y Emiliano fueron nombrados como principales beneficiarios de la herencia. Sin embargo, en el testamento de julio, Ángeles colocó a Magdalena, su “sobrina lejana”, como heredera universal.

Los demandantes argumentaron que Ángeles, en ese momento vulnerable por enfermedad, fue influenciada indebidamente por Magdalena para modificar el testamento. Sostuvieron que la anciana, debilitada tanto física como mentalmente, no había sido capaz de tomar decisiones libres y conscientes sobre sus bienes. En su apelación, Leocadia y Emiliano presentaron evidencia de la relación prolongada y cercana con Ángeles, incluyendo décadas de convivencia vecinal y familiar.

A pesar de estos argumentos, la sentencia apelada, ahora confirmada, subrayó que no se aportó prueba suficiente que demostrara manipulación o engaño en el cambio testamentario. El tribunal enfatizó que la relación de Ángeles con Magdalena era previa a su enfermedad y hospitalizaciones, desestimando así el alegato de maquinaciones maliciosas. Testimonios de amigas cercanas y vecinas, así como registros médicos, corroboraron que Magdalena había actuado constantemente como figura de apoyo para Ángeles.

Ángeles no estaba completamente incapacitada

El tribunal también destacó que, aunque los demandantes cuestionaron la presencia y actuación de Magdalena, no lograron demostrar que esta relación fuera fabricada o que involucrara dolo. Por otro lado, la sentencia indicó que la supuesta “influencia indebida” de Magdalena no estaba respaldada por evidencia sólida de un cambio en el comportamiento o voluntad de Ángeles bajo coerción.

El fallo hace hincapié en que no existía una maquinación por parte de Magdalena para ostentar una falsa relación familiar, como mostraron diversas declaraciones y documentos en los que Ángeles refería a Magdalena como “sobrina”. El tribunal consideró que, incluso bajo condiciones de salud deteriorada, no se demostró que Ángeles estuviera completamente incapacitada para testar válidamente.

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A raíz de esta sentencia, Leocadia y Emiliano, quienes alegaban una afectuosa relación con Ángeles de más de 50 años, no podrán reclamar la herencia. Las costas del proceso han sido impuestas a ellos, lo que añade un nuevo revés a su intento de asegurar el legado de su amiga.

Los demandantes pueden presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, pero el actual dictamen complica sus posibilidades. Mientras tanto, Magdalena, cuya relación con Ángeles fue descrita por conocidos como genuina aunque distante, mantiene la herencia asignada por el último testamento.

Este veredicto arroja luz sobre las complejidades de los conflictos sucesorios, remarcando la importancia de tener pruebas concretas cuando se alegan influencias indebidas en decisiones testamentarias. Además, refleja las intrincadas dinámicas familiares y de amistad que, en ocasiones, pueden desatar prolongadas batallas legales tras la muerte de un ser querido.

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