En medio de un año complicado para Bertín Osborne, marcado por la enfermedad y la reciente paternidad, el reconocido presentador y cantante andaluz ha sufrido un duro golpe con la muerte de su padre, Enrique Ortiz López-Valdemoro. A los 96 años, el aristócrata falleció en Madrid el pasado 18 de octubre, una noticia que la familia ha tratado de manejar con la mayor discreción posible. Y es que, pese a que Bertín siempre ha mantenido una vida bastante pública, existen figuras cercanas a él que permanecen en la sombra: sus tres hermanas, María Teresa, Marta y María de la Luz Ortiz Osborne.
Aunque Bertín Osborne lleva décadas en el ojo público, tanto por su carrera artística como por su agitada vida sentimental, sus hermanas han optado por mantener un perfil completamente alejado de los medios. Las tres, a pesar de formar parte de una destacada familia aristocrática, no buscan la atención pública y llevan vidas muy discretas.
El apellido Osborne está íntimamente ligado a la aristocracia española. La madre de Bertín, María Teresa Osborne y Marenco, fallecida en 1991, era nieta del II conde de Osborne, mientras que su padre, Enrique Ortiz, ostentaba dos títulos nobiliarios: el de conde de Donadío de Casasola y el de VII conde de las Navas. Estos títulos han marcado la historia de la familia, con un legado que continúa a través de las nuevas generaciones, ya que ha sido el cantante quien ha heredado el primero.
Entre las hermanas de Bertín, destaca María Teresa Ortiz Osborne, conocida familiarmente como “Chata”. Ella heredó en 1994 el título de VIII condesa de las Navas, un título concedido en 1795 por el rey Carlos IV y que su padre le otorgó en vida. Chata, casada con el empresario Felipe Roca de Togores y Pérez de Guzmán, pariente de los duques de Béjar, es la más visible de las hermanas en los pocos eventos familiares en los que ha aparecido públicamente.
A pesar de ello, la vida de Chata, al igual que la de sus hermanas Marta y María de la Luz, ha transcurrido en un entorno privado, lejos del constante escrutinio al que su hermano mayor ha sido sometido. Junto a Bertín, compartieron la responsabilidad de cuidar a su padre en sus últimos años, cuando su salud se fue deteriorando. Sin embargo, el hombre siempre se ha mantenido en su mayor vitalidad. “Tiene más años que un bosque, pero sigue igual de cachondo y tiene una novia”, confesó el presentador en Mi casa es la tuya.
Las desconocidas hermanas de Bertín Osborne
Poco se sabe sobre Marta y María de la Luz Ortiz Osborne. La primera de ellas se ha dedicado a gestionar negocios familiares, manteniendo una vida completamente fuera del alcance de la prensa. Mientras, su hermana menor Luz fue una figura fundamental tras la muerte de Sandra Domecq, la madre de las hijas de Bertín. Pero, fuera de su implicación familiar, ha permanecido también en un perfil bajo, evitando cualquier tipo de protagonismo.
Aunque Bertín ha sido discreto al hablar de sus hermanas en público, en raras ocasiones ha mencionado la estrecha relación que mantiene con ellas. En una entrevista para el programa de TVE Volviendo con..., compartió recuerdos de su infancia y juventud en Jerez de la Frontera y El Puerto de Santa María, acompañado de su hermana Chata. En aquel episodio, ambos recordaban anécdotas familiares y bromeaban sobre cómo, según Chata, en su familia “corría cerveza por las venas”, haciendo alusión a la participación de la familia en la conocida marca de cerveza Cruzcampo.
El fallecimiento de Enrique Ortiz López-Valdemoro ha sido un duro golpe para la familia. Aunque el aristócrata tenía 96 años, su muerte no era algo que los hijos esperaran tan pronto. La noticia no se hizo pública hasta tres días después, y sus restos fueron incinerados en el tanatorio de La Paz, en un acto íntimo al que solo asistieron los familiares más cercanos. Eugenia, una de las hijas de Bertín, se encontraba en Estados Unidos en el momento del deceso y no pudo asistir.
Para Bertín Osborne, este ha sido uno de los años más complicados de su vida. A la pérdida de su padre se sumó recientemente la muerte de su íntimo amigo, Ignacio Arizón. Además, el cantante se ha enfrentado a problemas de salud derivados de un COVID-19 persistente y a la polémica en torno a su nueva paternidad con Gabriela Guillén, cuyo hijo ha conocido casi un año después de su nacimiento. “Me equivoqué y no quiero seguir haciéndolo. Gabriela se merece todo mi respeto y desde luego por encima de nosotros está un menor que tiene que crecer en armonía, alejado de cualquier polémica. Es una responsabilidad que asumo”, reflexionó en un comunicado tras solicitarle una prueba de paternidad.