El pasado sábado fue un día complicado para los usuarios de Renfe. Por un lado, la presencia de una persona en el entorno de las vías sobre las 19:30, que amenazaba con saltar a ellas, paralizó por unos instantes el paso de trenes, ya que se tuvo que cortar la tensión en la estación, como dicta el protocolo de emergencia prevalente en estos casos. Pero lo peor había llegado unas horas antes. Sobre las 16:20, la circulación en el túnel de AVE que une las estaciones de Atocha y Chamartín -conocido como El Chato- se vio interrumpida por un descarrilamiento.
Un suceso que afectó a más de 15.000 personas de la red ferroviaria de la capital y que, según ha asegurado este martes el ministro de Transportes, Óscar Puente, se produjo de manera intencionada por un operario de Adif con el objetivo de evitar una colisión potencialmente catastrófica con otros trenes.
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Este viernes, la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAB) ha publicado el expediente del accidente, en el que se explica de forma resumida los acontecimientos que tuvieron lugar en este túnel de alta velocidad que une Chamartín y Atocha.
El tren recorrió cuatro kilómetros a la deriva
El tren, identificado como el 97015, había partido de La Sagra y estaba compuesto por dos unidades de trenes regionales de alta velocidad (serie 114), una tripulación formada por un maquinista y dos técnicos de mantenimiento. La unidad de cabeza, encargada de remolcar a la averiada hasta los talleres de Fuencarral, experimentó un fallo de tracción al intentar subir la rampa de entrada a la estación de Chamartín. Para solucionar el problema, el maquinista y el puesto de mando decidieron retroceder para tomar impulso desde un tramo más llano. Sin embargo, durante la preparación de esta maniobra, la unidad averiada se soltó y comenzó a descender por el túnel sin frenos ni batería, y con los dos técnicos dentro.
La unidad, sin control, recorrió más de cuatro kilómetros por el túnel, alcanzando gran velocidad debido a las pendientes. Finalmente, llegó al puesto de banalización de Jardín Botánico, donde fue desviada de la vía 1 a la 2. En la curva siguiente, la unidad descarriló y chocó contra el muro del túnel. Los tres primeros coches volcaron, mientras que el cuarto quedó descarrilado pero en posición vertical. Afortunadamente, los dos técnicos a bordo lograron salir ilesos después de que el tren se detuviera. “No hubo víctimas mortales ni heridos graves, pero sí daños serios, tanto en la unidad accidentada como en la infraestructura del túnel”, explica el informe. De hecho, el suceso entra en la categoría de “accidente grave”, por la cuantía de los daños producidos y su efecto en la gestión de la seguridad
El informe coincide con las primeras pesquisas que ya aportó el ministro de transportes este martes. En la comparecencia, Puente señaló que no estaba claro el motivo exacto por el cual el tren se soltó del convoy que lo remolcaba, lo que dejaba abiertas varias hipótesis que continúan siendo analizadas por los investigadores. “No puedo exponer las razones en este momento, pero todo se esclarecerá en el informe”, explicó, aunque, de momento, no se ha conseguido esclarecer.
Un gran impacto en los usuarios
El incidente impactó a miles de pasajeros, ya que forzó la cancelación y retraso de numerosos trenes en una de las principales rutas ferroviarias de Madrid. Las conexiones entre Atocha y Chamartín, dos de las estaciones más importantes del país, se vieron temporalmente interrumpidas, provocando un efecto en cadena en las líneas de alta velocidad, cercanías y largo recorrido.
Las quejas de los usuarios surgieron rápidamente, ya que muchos quedaron varados en las estaciones sin poder seguir su viaje. Ante esta situación, Renfe y Adif implementaron un plan de contingencia para reducir las molestias a los pasajeros afectados, ofreciendo opciones de transporte alternativo y reembolsos para aquellos que no pudieron continuar su trayecto.