A pesar de que el código IBAN (International Bank Account Number) permite hacer transacciones bancarias a nivel internacional, muchos países han preferido utilizar un sistema propio. Es el caso del RIB (Relevé d’Identité Bancaire) en Francia, un modelo que otorga a los dueños de una cuenta un identificador bancario específico para el país galo, conteniendo el código correspondiente, el número de ruta, el número de cuenta y la clave RIB.
Sin embargo, a pesar de que este método conlleva una gran seguridad y una escasa probabilidad de que haya errores o confusiones, estas pueden darse en casos muy puntuales. Este es el caso de Florian y Émilie, una pareja que transfirieron 176.000 euros a una cuenta que no era, por un RIB incorrecto enviado por el constructor de su casa tras pagar la última factura.
Número incorrecto
La historia comienza en marzo de 2021. Tal y como explica el medio France Bleu cuatro días antes de recibir las llaves de su futura casa en La Jame (al oeste de Francia), esta pareja recibió un correo electrónico de la constructora Maisons d’en France, en el que se incluía una factura de 176.509,82 euros, el último pago que debían realizar antes de habitar la vivienda. Para ello, se les facilitaba ese certificado de identidad bancaria al que deberían enviar el dinero. Por ello, avisaron a su propio banco para que realizara dicha transferencia, que no tardó en efectuarse.
Sin embargo, cuando ya creían que estaba todo en orden, Florian y Émilie recibieron la llamada del asistente ejecutivo de la constructora. “Me dijo que había cometido ‘el mayor error de su carrera’”, cuenta Florian al medio galo. Y es que los datos bancarios incluidos en la factura no eran los de Maisons d’en France, sino los de Tim Bat, un artesano que trabajaba para la constructora. “Al principio no nos lo tomamos demasiado en serio porque nos dijeron que se solucionaría rápidamente, que el artesano devolvería el dinero”.
Sin embargo, esta devolución no se produjo. No, al menos, en las cantidades que esperaban. Tim Bat solo devolvió 106.000 euros del total del dinero, por lo que quedaron otros 70.509,82 euros totalmente perdidos. “Nadie sabe dónde está este artesano”, lamenta Florian. “No ha pagado todo lo que debe a su abogado. Solo sabemos que su empresa se trasladó a París y que un codirector se hizo cargo”.
De mal en peor
A partir de ahí, comenzó una pesadilla legal que terminó con Florian y Émilie endeudados a más no poder. La Coopérative vendéenne du logement, propietaria de la agencia Maisons d’en France, ganó un juicio por daños causados, por lo que el tribunal judicial de La Rochelle acabó decidiendo que era la pareja la que debía pagar la suma que aún faltaba por aportar, y que en todo caso era la pareja la que debía poner una causa contra Tim Bat para pagar su deuda.
La situación cada vez se volvió más tensa, hasta el punto de que incluso un agente de policía se presentó en su casa para decirles que tenían un mes antes de que se iniciara un procedimiento de embargo de sus bienes y, por lo tanto, tuvieran que dejar su casa. Finalmente, la pareja no vio más remedio que lanzar una campaña en internet para recaudar fondos con el fin de lograr tener dinero para los gastos legales de todo el procedimiento, el pasado y el que está por venir.
“Ya hemos gastado casi 4.500 euros en honorarios judiciales en primera instancia y todavía tendremos que gastar 7.500”, explica Florian. “Ya no vivimos, nos privamos de todo porque si un día no teneos otra opción, tendremos que apretarnos el cinturón para que nos duela lo menos posible”.