Como sucede cada año en el mes de octubre se celebra la gala de los Premios Princesa de Asturias. El origen de estos galardones se remonta al año 1388, cuando el rey Juan I de Castilla crea el título de Príncipe de Asturias para designar al heredero a la Corona española. No obstante, no es hasta finales del siglo XX, en 1981, el año en el que se celebra la primera edición de estos premios, tras la firma, en 1980, del acta constitutiva de la Fundación Premios Príncipe de Asturias en el hotel de la Reconquista de Oviedo. La denominación de la fundación y de los propios premios se cambió tras la coronación del rey Felipe VI y el traspaso del título de Princesa de Asturias a Leonor de Borbón.
Los Premios Princesa de Asturias, que anualmente son entregados en el Teatro Campoamor de Oviedo, tienen como objetivo “contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal y consolidar los vínculos existentes entre el Principado de Asturias y el título que tradicionalmente ostentan los herederos de la Corona de España”, según la página web de la Fundación.
La gala de los premios se divide en ocho categorías: Artes, Ciencias Sociales, Humanidades y Comunicación, Cooperación Internacional, Concordia, Deportes, Investigación Científica y Técnica, y Letras. Los premiados son los siguientes:
- Premio Princesa de Asturias de las Artes: Joan Manuel Serrat.
- Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades: Marjane Satrapi.
- Premio Princesa de Asturias de los Deportes: Carolina Marín —premiada por una laureada trayectoria deportiva en un deporte tradicionalmente dominado por los deportistas asiáticos—.
- Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: Michael Ignatieff.
- Premio Princesa de Asturias de las Letras: Ana Blandiana
- Premio Princesa de Asturias Cooperación Internacional: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
- Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica: Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Joel F. Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov.
- Premio Princesa de Asturias de la Concordia: Magnum Photos.
El único premio que le faltaba a Serrat
Joan Manuel Serrat, músico de 80 años, puede decir que lo ha conseguido todo en su trayectoria profesional. A la creación de canciones y discos que podrían ser catalogados como poesía, se le une el cariño y la admiración del público español, que ha podido disfrutar de su música desde su primera canción en 1967. Canciones mundialmente reconocidas como Cantares, en la que utiliza estrofas de Campos de Castilla del poeta Antonio Machado, han sido uno de los motivos por el que le han sido concedidos numerosos galardones.
Sin embargo, le faltaba uno de los más importantes: el Premio Princesa de Asturias. Por ello, el músico catalán ha sido nombrado Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024 por “una trayectoria artística que trasciende la música y se hace referente cívico”. Las palabras de Serrat tras conocer el fallo fueron de agradecimiento y expresó su satisfacción alegando que “no encontraba mejor manera que una distinción tan prestigiosa como esta para despedir su carrera profesional”.
Tensión en rueda de prensa
Se han vivido unos instantes de tensión en la comparecencia de Joan Manuel Serrat frente a los medios de comunicación, antes de recibir el viernes 25 de octubre el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Serrat ha frenado, tajantemente, la pregunta de un periodista por la afirmación que este último había realizado.
El periodista ha comenzado diciendo: “Una vez que dice que el futuro está evidentemente en las redes sociales…”. A lo que Serrat le ha respondido que él no había dicho eso. “Esto lo quiero dejar bien claro. Yo no creo que las redes sociales sean el futuro de nada tal y como están establecidas”, ha continuado el compositor.
Serrat ha explicado su respuesta, invitando a una reflexión sobre el impacto de las redes sociales en nuestro futuro. “Yo más bien creo que, si este es el futuro que nos espera, el que marcan las redes sociales y sus algoritmos, ahí estamos bien dados porque ahí el individuo desaparece”, afirmó el de Barcelona.