El uso de los dispositivos electrónicos se ha convertido en una rutina para la gran mayoría de personas. Lo usamos a todas horas: nada más despertarnos, en los descansos del trabajo o las clases, mientras comemos, en el transporte público, antes de dormir... Este uso dilatado provoca que tengamos que utilizar el cargador varias veces al día y, cuando el dispositivo tiene la batería completa, en muchas ocasiones lo desconectamos y dejamos enchufado el cargador a la toma de corriente.
Este acto tan frecuente puede provocar un fallo en el aparato, lo que podría derivar en incendios en casos graves, especialmente si se encuentra sobre superficies inflamables, como colchones y sillones, o cerca de otros materiales textiles, como cojines o cortinas. Además, muchos usuarios se preguntan si es verdad que este pequeño gesto supone un despilfarro energético y económico.
¿Un cargador enchufado sin móvil sigue consumiendo electricidad?
La respuesta es sí. Un cargador conectado a una toma de corriente continúa recibiendo electricidad, pero, al no haber ningún dispositivo que pueda recibir la energía, esta se malgasta. Sin embargo, hay que matizar este hecho, ya que este gasto no es significativo. ¿Cuánto dinero nos ahorraríamos si no dejásemos el cargador enchufado?
El consumo energético que se realiza con esta acción se conoce como consumo en espera o energía vampírica y es muy bajo. Un cargador, incluso cuando no carga ningún dispositivo electrónico, está diseñado para transformar la corriente alterna en corriente continua, que es la que necesitamos para llenar la batería de nuestro teléfono móvil, tablet, ordenador portátil... Esta conversión genera un consumo de energía muy ligero que va de los 0,1 a 0,5 vatios-hora (Wh).
Y esto, en dinero, ¿cuánto es? Si, por ejemplo, dejamos un cargador en el enchufe durante 24 hora al día todo un mes, la factura de la luz solo aumentará unos pocos céntimos. Por tanto, aunque este consumo existe, es extremadamente bajo y su impacto en el bolsillo apenas perceptible.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que, aunque esta acción por sí sola no tiene una gran trascendencia, sí podría afectar al consumo energético global si se hiciese con los miles de millones de cargadores en circulación en todo el mundo. Cada vez se multiplican más los dispositivos electrónicos que tenemos en nuestro hogar, lo que implica un mayor número de cargadores necesarios: a largo plazo, si realizamos esta acción con todos ellos, podríamos habernos ahorrado algunos euros.
Consejos para eliminar este despilfarro energético
Pese a que el consumo sea mínimo, existen algunos consejos que pueden eliminar por completo este pequeño residuo energético que malgastamos: en primer lugar y lo más obvio es desenchufar el cargador después de su uso, aunque utilizar regletas con interruptor o cargadores inteligentes que cuentan con un modo sleep nos servirían también para este propósito.
Existen muchas otras acciones que podemos realizar en nuestro día a día para ahorrar energía y que tienen un impacto mucho más trascendente, como reducir el uso de electrodomésticos que consumen mucha energía, bajar la calefacción o favorecer las fuentes de energía renovables.