El uso personal del cannabis es un tema que siempre cuenta con personas a favor y en contra. A nivel internacional, hay países que lo censuran por completo, mientras otros han optado por una legislación más laxa o totalmente permisiva. La evolución de esta última corriente se ha podido ver sobre todo en países como Francia, pasando de un país con grandes restricciones a uno de los líderes del sector.
Este giro en la política de la producción y el consumo de esta droga se muestra consecuente con el elevado número de fumadores que tiene el país. Un millón de personas fuma allí cannabis de forma diaria, mientras que otros cinco millones lo hacen de manera anual. Así, en 2020 Macron anunció que las penas de cárcel por la posesión de cannabis pasarían a ser sustituidas por multas de 200 euros.
Una investigación con un final inesperado
En este contexto, una noticia de esta semana se ha comentado mucho tras ser publicada en diferentes medios del país. Se trata de un suceso ocurrido en septiembre, mes en el que una mujer de unos sesenta años denunció a la Policía algunos problemas que estaba sufriendo su jardín. Alguien está robando y dañando sus plantas, y es por eso que acude a la comisaría. Solo que, cuando los agentes acudieron al lugar en cuestión, descubrieron otro hecho delictivo susceptible de ser condenado.
Se trataba de las plantas que tenía la mujer, todas ellas de cannabis. La protagonista de esta historia aseguró a los gendarmes que este cultivo venía de unas semillas que le habían regalado durante un viaje al extranjero, y que solo tenían el fin de “aliviar los efectos secundarios de una enfermedad”. Los investigadores analizaron las plantas: no quedó lugar a dudas de su naturaleza, y por ello mismo fueron destruidas. Ahora la mujer ha sido citada a declarar ante el delegado del fiscal de cara al próximo mes de diciembre.
El uso medicinal del cannabis en Francia
Una de las cuestiones centrales de este tema ha sido siempre el del cannabidiol (CBD), una sustancia química derivada de la planta del cannabis que se usa con fines medicinales. Desde 2021, existen programas para su uso en pacientes que quieran tratar algunas dolencias, y además hay una sentencia del Tribunal de Casación de junio de 2021 que señala que el CBD es legal siempre y cuando provenga de la planta de Cannabis Sativa L. y se haya producido dentro de la Unión Europea.
Más recientemente, el Gobierno francés también dictaminó que el cultivo de cannabis para un uso medicinal estaba permitido, si bien no se permite a particulares. Así, solo se puede realizar en un entorno profesional con las condiciones específicas, además de con una declaración previa a las autoridades competentes -la gendarmería y la Federación Nacional de Productores de Cáñamo-. A partir de ahí, se podrían cultivar variedades que estén permitidas, sin exceder un 0,3% en el nivel de THC.