El miedo a recibir una herencia envenenada ha hecho que aumente el número de españoles que renuncia a ellas. En los seis primeros meses del año, 28.224 personas rechazaron su herencia, lo que supuso el 15,9% del total de las transmitidas, que alcanzaron las 176.874. Estas cifras al alza siguen la tendencia que se viene produciendo en los últimos 12 años en que las renuncias han ido aumentando hasta alcanzar en 2023 una cifra récord de 56.180, que supuso el 16% de las 354.951 transmitidas, según datos del Consejo General del Notariado.
Las principales causas que aducen los herederos para rehusar estos legados es que no pueden pagar los impuestos que acarrean, como el de sucesiones y donaciones, o que no quieren asumir las deudas que pueden conllevar dar el sí quiero a la herencia.
Otro de los motivos lo apunta Abel Marín, abogado experto en herencias y fundador del despacho de abogados Marín & Mateo, se debe a “causas familiares derivadas de que los herederos quieren que reciba toda la herencia un hermano en situación de vulnerabilidad o la madre, o porque alguno de ellos recibió dinero en vida del fallecido y ya se sienten pagados”.
Tributar por heredar
Hay dos impuestos que gravan las herencias, el de Sucesiones y Donaciones y el de Plusvalía Municipal en el caso de los bienes urbanos. El primero es competencia de las comunidades autónomas, por lo que hay 17 tipos de gravamen. “Cada uno es diferente, aunque muy similares”, señala Marín.
Mientras que el de plusvalía corresponde a los ayuntamientos que tienen un margen de bonificarlo o no. “Este es el gran olvidado y muchas veces es más caro que el de sucesiones”, advierte el abogado, para quien se trata de un impuesto “muy ideológico”. A su juicio, “la mayoría de comunidades gobernadas por fuerzas conservadoras lo bonifican mucho, incluso hasta casi dejarlo en cero, mientras que la izquierda lo encarece porque considera que ese es un buen momento para hacer redistribución de las rentas y del patrimonio”.
Estas bonificaciones del impuesto de sucesiones hacen que heredar sea cada vez más barato, sobre todo en comunidades como Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Madrid y Murcia, que lo bonifican prácticamente el cien por cien.
A beneficio de inventario
Aquellos que duden si la herencia les puede generar más deudas que beneficios, antes de renunciar a ella pueden optar por la fórmula de a beneficio de inventario, con la que solo se responde de las deudas que integre el legado con los bienes recibidos en la herencia y nunca con los bienes del heredero. Esta figura “es muy práctica”, reconocen los expertos, pero se utiliza poco por desconocimiento.
Según fuentes del Consejo Nacional del Notariado, “con la aceptación de una herencia a beneficio de inventario se evita la confusión de los patrimonios del causante y del heredero, de manera que éste sólo responderá de las deudas de la herencia con los bienes que por ella reciba y, en consecuencia, los bienes particulares del heredero no quedan afectados ni comprometidos por las deudas del fallecido”.
Los que opten por repudiar la herencia deben hacerlo de forma expresa mediante escritura pública ante notario o si existe litigio o no hay testamento, a través de un escrito presentado ante el juez competente que conozca el procedimiento de división de la herencia. Esto puede costar al heredero alrededor de 60 euros.
Se disparan las donaciones
El aumento del rechazo de herencias coincide con un incremento de las donaciones en vida de padres a hijos, sobre todo de viviendas tras la subida de los precios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado fueron 975.000 los que decidieron donar una casa, lo que supone un incremento del 45% en los últimos diez años.
Una de las razones de este aumento es “la solidaridad intrafamiliar e intergeneracional”, señalan desde el Consejo General del Notariado. Otra es que donar tiene ventajas de las que carece heredar, entre ellas, que los hijos pueden disfrutar de forma inmediata de una vivienda en un momento en el que acceder a una mediante la compra o el alquiler se ha convertido en prácticamente imposible para la mayoría de los jóvenes.
No obstante, donar tiene desventajas frente a dejar en herencia, la principal, el pago de impuestos, que se acentúan en el caso de donar una vivienda. Los tributos que gravan la transmisión de viviendas son tres: el de Sucesiones y Donaciones (ISD), la Plusvalía Municipal (ambos se pagan en herencias y donaciones) y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que sólo afrontan los donantes en determinados casos.
En cuanto al IRPF, corresponde tributarlo al donante si la vivienda tiene un valor superior a cuando la adquirió. Existen dos excepciones por las que puede quedar exento: si se trata de la vivienda habitual del donante y éste tiene más de 65 años o si se queda el usufructo del inmueble y dona sólo la nuda propiedad hasta su fallecimiento.
Debido a esta diferencia en la tributación, Abel Marín señala que, en general, las donaciones de viviendas en vida “salen más caras que dejarlas en herencia” y pone el ejemplo de una persona que compró una casa por 100.000 euros y que ahora vale 200.000, con lo que tributa como donante en su impuesto de la renta una ganancia patrimonial de 100.000 euros. “La gente no sabe esto y luego se lleva la sorpresa”, advierte Marín.