Si algo ha caracterizado al ser humano a lo largo de su historia, es su capacidad de adaptación. Hemos sobrevivido a todo tipo de entornos, tanto favorables como más arduos, hasta el punto de convertir algunas características de nuestro entorno en costumbres o tradiciones que ya forman parte de nuestra identidad.
Una transformación que ha experimentado a lo largo de estos seis años que lleva fuera de España la influencer Sandra Pérez (@aquisandrax), la cual lleva esa misma cantidad de tiempo integrándose en la ciudad de Miami, hasta el punto de ya no sentir como propias algunos elementos que nosotros no nos paramos ni a analizar.
Un viaje al pasado
“Incluso por teléfono tengo ya muchísimos choques culturales de mi propio país”, explica la joven española en un vídeo de TikTok mientras se maquilla. “El primero de todos es cuando me llaman mis amigas que se están preparando para salir de fiesta”. Casualmente, se trataba del día de su cumpleaños, el 1 de enero, una fecha en la que todo el mundo la llama tras comerse las uvas.
“Y este año, mientras me llamaban mis amigas, escuché a una de ellas por detrás pidiendo un taxi y me quedé como: viaje al pasado”. Sandra no daba crédito. “¿Todavía pedís taxis aquí?”, pregunta en el vídeo. “Es que llevo sin pedir un taxi... porque todo mundo usa Uber y este tipo de aplicaciones. Y me chocó muchísimo escuchar a mi amiga pidiendo un taxi”.
Las cosas se dejan en la puerta
Otro choque cultural se dio en una videollamada con la que es su mejor amiga, “que literal”, advierte, “hacía años que no veía eso”. Se trataba de “ese apartado del supermercado, cuando entras y hay un ladito para dejar lo carritos de la compra. Aquí eso no existe, se me había olvidado”, reconoce.
Al igual que también se le había olvidado el hábito de esperar en la puerta al cartero. “Aquí lo dejan todo en la puerta”, explica. “Pero cuano digo todo, es literalmente todo”. Como ejemplo, nada mejor que su propio iPhone, un objeto que, pese a su valor, fue depositado también en la entrada del domicilio.
“También a veces le digo a mi madre, a mis amigas o incluso en los vídeos”, continúa, “que realmente vivo en Estados Unidos y que aquí venden, aunque sea mucho más caro, algunas cosas que también venden en todos sitios, pero hay mucha variedad”. Por ello, a veces con demasiada inocencia y sin darse cuenta, menciona productos que “en España no se venden”.
El atraso de Estados Unidos
“Aquí parece, con las cosas que se me han ocurrido, que esté queriendo yo dejar a España de que está atrasada o algo”, reflexiona. Pero nada más lejos de la verdad, ya que reconoce que en Estados unidos “están mucho más atrasados para otras cosas más importantes, como de mentalidad”.
“¿Os imagináis cuando esté yo en España?” pregunta emocionada. “Dios mío, ¡qué ganas! Aunque, hermanas, nunca os lo he dicho por aquí, pero en realidad me genera un montón de ansiedad pensar en cuando vuelvo a España”. Esto se debe a que estos choques culturales le han sentir que la vida que dejó hace seis años “ya no existe”. “Bueno, eso ya si eso os lo cuento si queréis en otro vídeo”, termina, y se despide con cariño de sus seguidores.