Un jubilado con discapacidad va al baño en una área de descanso y el bus lo abandona dejándole sin maletas ni medicación

Una negligencia del conductor dejó al afectado desamparado sin sus enseres necesarios para la garantía de su salud

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Autobuses en una zona de parking y descanso  (Foto: Shutterstock)
Autobuses en una zona de parking y descanso (Foto: Shutterstock)

Los viajes en transporte público son cada vez más recurrentes para todos aquellos que desean viajar. Las conexiones ferroviarias, en aumento, y las carreteras nacionales, cada vez más cuidas, hacen que esta opción sea cómoda y económica. Aunque ir en medios como el autobús puede ser una buena opción para nuestros bolsillos, es cierto que suelen ser viajes más pesado que pueden suponer a su vez varios problemas, como lo son los atascos o las restricciones. Además, como en todos los sectores, hay riesgo de pasar por complicaciones más serias, fruto de descuidos o negligencias. Este ha sido el caso de un jubilado con discapacidad que ha visto como el conductor lo ha dejado abandonado a la suerte sin sus enseres, donde tenía su medicación.

Él es un usuario frecuente de este servicio de transporte, y nunca antes había tenido un percance así. Sus viajes suelen comprender siempre los mismos trayectos: a la costa vasca para visitar a sus familiares. No obstante, esta vez la experiencia no fue como de costumbre. Ante este suceso, el hombre ha querido contar su historia en un programa televisivo francés: Te puede pasar a ti, de la RTL.

Así sucedió todo

Tras un tiempo de viaje, que se inició a horas tempranas, el conductor y los pasajeros decidieron hacer una corta parada para estirar las piernas y descansar. Ante ese hecho, Didier, el jubilado discapacitado, decidió ausentarse unos minutos, exactamente ocho. El hombre requiere una atención especial, y así lo dejó claro al conductor. “No podía no saberlo”, afirma en declaraciones recogidas en L’Indépendant.

Imagen de una gasolinera.  (EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH)
Imagen de una gasolinera. (EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH)

Tras su paso por el área de servicio, el hombre regresó y se encontró con una inesperada sorpresa: el autobús se había ido sin él. De esa forma, quedó abandonado a su suerte y sin su maleta y medicina, que estaban dentro del vehículo. Impactado, el jubilado decide entrar al área de servicio a pedir ayuda, donde los trabajadores se la ofrecen sin dudarlo. En primer momento, se contacta con los familiares y se pone en conocimiento de los hechos a la policía. Las intenciones eran claras: recuperar las maletas con las pastillas y contratar otro bus para completar su viaje.

La reacción tardía y de casualidad de la empresa

Como es evidente, tanto la familia como el propio afectado decidieron tomar acciones contra la empresa de transporte, a la que buscaron contactar. En primer momento, los intentos fueron en vano, ya que no obtenían respuesta de la organización por correo electrónico. Tras conseguir llegar a uno de los representantes de la corporación, este no fue muy receptivo con la situación.

Tras esa primera negativa, el testimonio llegó al portavoz de la empresa, que sí que empezó a poner remedio a la situación. Al hilo de esa positiva repuesta, el trabajador prometió al sexagenario que se le iba a reembolsar el dinero invertido en el viaje. Además, admite que todo lo acontecido es una “situación inaceptable” e incluso admite que no se ha cuidado a un “fiel cliente” de su empresa que lleva años como viajero en sus vehículos.

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