En el intrincado proceso de solicitar una incapacidad permanente en España, uno de los pasos más temidos es enfrentarse al tribunal médico encargado de evaluar si el trabajador reúne los requisitos para recibir dicha pensión. Aunque no se trata de un tribunal en el sentido estricto, el inspector médico de la Seguridad Social juega un papel crucial al evaluar al solicitante mediante una serie de preguntas que, según algunos expertos, pueden parecer inofensivas pero que tienen la capacidad de determinar el resultado de la solicitud. Estas preguntas, a menudo catalogadas como “trampa”, buscan identificar inconsistencias en las respuestas del solicitante, poniendo en duda la veracidad o la gravedad de su incapacidad.
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Para las evaluaciones, es crucial que los solicitantes proporcionen toda la información y documentos necesarios al médico examinador. El proceso de evaluación incluye preguntas sobre el estado del paciente, una exploración física detallada y un cuestionario psicológico. Dependiendo de la dolencia, pueden realizarse pruebas específicas. El Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) es la entidad responsable de realizar estas evaluaciones. Está formado por médicos especializados que tienen el objetivo de determinar si la enfermedad o lesión del solicitante le incapacita para continuar con su actividad laboral. Para ello, se basan en exploraciones físicas, análisis de historiales médicos y en las respuestas del solicitante a una serie de preguntas.
Según el abogado Juanma Lorente, que sube videos a la red social TikTok relacionados con las pensiones de incapacidad permanente, las preguntas no deben tomarse a la ligera, ya que el tribunal médico utiliza estas respuestas para entender el grado de limitación que la enfermedad provoca en el trabajador. Con estas preguntas, el tribunal busca conocer las limitaciones del trabajador y relacionarlas con su puesto de trabajo.
Preguntas sobre la evolución de la enfermedad
Una de las primeras preguntas que suelen hacer los inspectores es: “¿Cómo estás?”. Aunque parece una consulta rutinaria y bastante cordial, esta cuestión está diseñada para obtener información precisa sobre la evolución de la enfermedad. Si el paciente indica que ha experimentado alguna mejoría, esto podría interpretarse como una señal de que tal vez ya no necesita la incapacidad permanente, incluso si su recuperación es parcial o aún tiene limitaciones significativas.
Otra de las preguntas habituales es: “¿Has notado alguna mejoría?”. Esta interrogante también puede parecer sencilla, pero la respuesta es crucial. Los médicos del EVI están entrenados para interpretar cada palabra y gesto del solicitante. Una descripción optimista de la propia salud, aunque sea en un intento por mostrar resiliencia, puede jugar en contra del solicitante, ya que podría entenderse que está en condiciones de reincorporarse a su trabajo.
Acompañamiento y capacidad de desplazamiento
Una pregunta clave durante la evaluación es: “¿Viene solo o acompañado?”. Puede parecer una simple cuestión de cortesía, pero en realidad está diseñada para evaluar la autonomía del solicitante. Si una persona llega sola a la cita y responde que no necesita ayuda, el médico puede interpretar que su nivel de incapacidad no es tan severo como podría parecer. Sin embargo, si viene acompañado por un familiar o necesita asistencia para desplazarse, esto refuerza la idea de que su capacidad para llevar una vida independiente está limitada.
Finalmente, una de las preguntas más importantes que realiza el tribunal es: “¿Qué tareas hacías en tu trabajo?” y “¿te gustaría seguir trabajando?”. Aquí, el inspector busca conocer en detalle las responsabilidades laborales del solicitante y cómo la enfermedad ha afectado su capacidad para llevarlas a cabo. Este es un punto clave en la evaluación, ya que la pensión por incapacidad permanente se otorga cuando la persona no puede desempeñar las funciones básicas de su trabajo habitual.