La pregunta trampa de la Seguridad Social para no dar la incapacidad permanente

Dado el peso que tiene esta pregunta en la evaluación médica, es importante que los solicitantes estén preparados para responderla adecuadamente

La pregunta trampa de la Seguridad Social para no dar la incapacidad permanente: “¿Te gustaría seguir trabajando?” (Freepik)

El proceso para solicitar una incapacidad permanente en España puede ser una experiencia abrumadora para cualquier trabajador que, a causa de una enfermedad o accidente, ya no puede desempeñar su actividad laboral habitual. Uno de los momentos más decisivos de este procedimiento es la evaluación ante el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), una entidad conformada por médicos especializados que, a través de una serie de preguntas y exploraciones físicas, determina si el solicitante es apto para recibir esta prestación. Aunque estas preguntas pueden parecer directas, algunas de ellas son consideradas “trampa” por los expertos en derecho laboral, ya que están diseñadas para poner en duda la gravedad de la enfermedad o las limitaciones del trabajador. Entre ellas, una de las más significativas es la aparentemente inocente: “¿Te gustaría seguir trabajando?”

La pensión por incapacidad permanente es una prestación económica gestionada por la Seguridad Social, que busca compensar al trabajador cuando sufre una enfermedad o accidente que le impide continuar con su trabajo. Dependiendo del grado de incapacidad —que puede ser parcial, total, absoluta o de gran invalidez—, el trabajador recibirá una pensión que variará en función de su base reguladora y su porcentaje de incapacidad. Sin embargo, para obtener esta prestación es necesario que el solicitante pase una evaluación médica exhaustiva ante el EVI. Este tribunal médico realiza preguntas para comprender en detalle las limitaciones físicas y psicológicas del trabajador y, sobre todo, para determinar si esas limitaciones le impiden o no realizar su actividad laboral habitual.

La pregunta clave: “¿Te gustaría seguir trabajando?”

De todas las preguntas que puede hacer el EVI durante la evaluación, “¿Te gustaría seguir trabajando?”, es una de las más insidiosas y difíciles de responder para el solicitante. A simple vista, parece una pregunta cordial que busca conocer la disposición del trabajador frente a su situación, pero en realidad puede influir de manera significativa en la decisión del tribunal. Según Ramón Escribano Garés, abogado especializado en pensiones de incapacidad permanente, esta pregunta está diseñada para medir la actitud del trabajador hacia su enfermedad y su capacidad laboral, pero puede ser interpretada de maneras que perjudiquen al solicitante.

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Si el trabajador responde que sí, que le gustaría seguir trabajando, el tribunal puede tomar esa respuesta como una señal de que el solicitante todavía tiene motivación y capacidad para desempeñar algún tipo de actividad laboral, lo que podría reducir las posibilidades de que se le conceda la incapacidad permanente. Por otro lado, si el solicitante responde negativamente, existe el riesgo de que el tribunal lo vea como una falta de interés o esfuerzo por intentar reincorporarse al mercado laboral, lo que también puede jugar en su contra.

“Esta pregunta puede parecer inofensiva, pero es fundamental responder con cuidado y honestidad”, explica Escribano. El abogado recomienda que el trabajador se mantenga firme en la descripción de sus limitaciones, destacando siempre las barreras físicas o mentales que le impiden continuar con su empleo habitual. “No se trata de expresar el deseo o no de trabajar, sino de dejar claro si las condiciones de salud hacen imposible retomar esa actividad”, puntualiza.

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Cómo preparar la respuesta

Dado el peso que tiene esta pregunta en la evaluación médica, es importante que los solicitantes estén preparados para responderla adecuadamente. Los expertos recomiendan que, en lugar de dar una respuesta simple, el trabajador explique con detalle cómo la enfermedad o lesión ha afectado su capacidad para trabajar. Por ejemplo, si el solicitante desempeñaba un trabajo físico que requiere esfuerzo constante y ahora sufre de una lesión crónica en la espalda, la respuesta podría ser algo como: “Mi intención siempre fue seguir trabajando, pero debido a mis limitaciones físicas actuales, ya no puedo realizar las tareas que solía hacer, y esto me impide reincorporarme al trabajo de forma segura y eficaz.”

Este enfoque permite al trabajador mostrar que, aunque tenga el deseo de seguir trabajando, su condición médica se lo impide, lo que es esencial para demostrar la gravedad de su incapacidad. Escribano también señala que es útil preparar con anticipación cualquier documentación médica o informes que corroboren esta situación, de manera que la respuesta esté respaldada por evidencia tangible.

La importancia de la coherencia en la evaluación

Además de la respuesta a la pregunta clave, es fundamental que el solicitante mantenga coherencia a lo largo de toda la evaluación. El EVI puede formular otras preguntas trampa como “¿Cómo has venido hoy?”, o “¿Te acompaña alguien?”, que buscan evaluar la autonomía del trabajador y su capacidad para realizar actividades diarias. Responder que se ha llegado solo o sin dificultades puede hacer que el tribunal cuestione la severidad de la enfermedad, mientras que detalles sobre la necesidad de asistencia o dificultad para moverse pueden reforzar la solicitud.

Es crucial que el trabajador mantenga un relato consistente de su condición durante toda la evaluación. “Cualquier contradicción puede ser utilizada en tu contra,” advierte Escribano. Esto incluye la coherencia entre las respuestas verbales, los informes médicos presentados y la observación directa del médico evaluador.

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