El Ministerio Fiscal en España desempeña un papel crucial en la promoción de la Justicia y la defensa de la legalidad. Este organismo, que forma parte del Poder Judicial, actúa de manera autónoma y coordinada en todo el territorio nacional, asegurando la independencia de los tribunales y velando por el interés público.
El Ministerio Fiscal está estructurado jerárquicamente, con el Fiscal General del Estado a la cabeza, quien es nombrado por el Gobierno, pero actúa con independencia en el ejercicio de sus funciones. A esta figura, que a día de hoy es Álvaro García Ortiz, le asiste el Consejo Fiscal. Esta organización jerárquica garantiza que todas las actuaciones se realicen conforme a la ley y de manera imparcial. Entre sus funciones principales se encuentran la promoción de los derechos de los ciudadanos y la actuación en favor del interés social, ya sea de oficio o a petición de los interesados.
Los órganos que componen el Ministerio Fiscal incluyen la Junta de Fiscales de Sala, la Fiscalía del Tribunal Supremo, y la Fiscalía ante el Tribunal Constitucional, entre otros. Cada uno de estos órganos tiene responsabilidades específicas, como la Fiscalía Especial para la Prevención y Represión del Tráfico Ilegal de Drogas y la Fiscalía Especial para la Represión de los Delitos Económicos relacionados con la Corrupción.
El Ministerio Fiscal también se encarga de la Fiscalía del Tribunal de Cuentas, que se rige por la Ley Orgánica correspondiente. Este organismo es fundamental para asegurar la transparencia y legalidad en el manejo de los recursos públicos
Una de las oposiciones más exigentes
Para ser fiscal, se debe aprobar una serie de oposiciones que están muy ligadas al acceso a la Carrera Fiscal, uno de los cuerpos jurídicos más prestigiosos del país. Los primero de todo, es necesario tener el grado en Derecho o una licenciatura equivalente. Este es el requisito académico básico para poder presentarse a las oposiciones.
El acceso a la Carrera Fiscal se realiza mediante una oposición libre, convocada por el Ministerio de Justicia. El sistema de oposición se organiza en varias fases. La primera fase consiste en pruebas teóricas en las que se evalúan los conocimientos en Derecho Constitucional, Derecho Penal, Derecho Procesal Penal, Derecho Civil, Derecho Administrativo, entre otros. Una vez superada la fase teórica, los candidatos deben pasar por una fase de pruebas orales, en la que exponen temas jurídicos ante un tribunal. Según explica el Ministerio Fiscal en su página web, la oposición para el ingreso en las Carreras Judicial y Fiscal es conjunta. Tras superar las pruebas teóricas, los aspirantes eligen el ingreso en una u otra Carrera.
Superadas las fases anteriores, se debe realizar un curso teórico-práctico en el Centro de Estudios Jurídicos, donde tanto los futuros jueces como fiscales reciben formación práctica. Al terminar este curso, se realiza un período de prácticas supervisadas en juzgados y tribunales.
Tras completar exitosamente todas las fases del proceso, se obtiene el título de fiscal con el correspondiente juramento. Luego, el nuevo fiscal es destinado a una plaza en el Ministerio Fiscal, donde empezará a ejercer sus funciones. Si por algo se conoce este proceso es por ser altamente competitivo, ya que las oposiciones para ingresar en la Carrera Fiscal son de las más exigentes en el ámbito jurídico español, con un número limitado de plazas por convocatoria. A día de hoy, la plantilla del Ministerio Fiscal cuenta con un total de 2.683 plazas.
En cuanto a la estructura de la Carrera Fiscal, está formada por los Fiscales de Sala del Tribunal Supremo, quienes tienen un estatus equiparado al de los magistrados del alto tribunal. Fiscales y Abogados Fiscales. El Teniente Fiscal del Tribunal Supremo es considerado Presidente de Sala, mientras que el Fiscal Jefe de la Secretaría Técnica tiene la consideración de Fiscal de Sala bajo los términos previstos por la ley.